Otro juego completado y otro análisis que os traigo. En esta ocasión le ha tocado a The Evil Within 2, la secuela directa de The Evil Within, una de las joyas de Shinji Mikami. Un juego que sigue con la mecánica marcada por el creador de Resident Evil y mejora en casi todos los aspectos. Vamos con él.
The Evil Within 2 se desarrolla 3 años después de su primera entrega (¿coincidencia que el primer juego saliera en 2014 y este en 2017? Lo dudo). Volvemos a controlar al Sebas, que ha tocado fondo tras el incidente del Hospital Mental Beacon: se ha dado a la bebida, ha sido expulsado del cuerpo de policía y no está en su mejor momento que digamos. Kidman, su antigua compañera, le habla de que su hija Lily, que se suponía muerta en un incendio, está viva, y necesita la ayuda de Sebas para recuperarla.
Lily es una niña muy importante, ya que está siendo utilizada como núcleo de un nuevo sistema de STEM para crear una nueva ciudad, Union, y ha desaparecido en ella. Ha sido secuestrada por un tal Stefano, un "artista" la mar de majete que crea obras macabras con la gente al más puro estilo de La Casa de los 1000 Cadáveres o similares. Y hasta aquí la dosis de historia, los spoilers no están bien. Recalcar que, en cuanto a historia, está un punto o dos por debajo de la primera entrega (se nota la ausencia de Mikami), pero no es para nada mala y es en lo único en que la primera entrega supera a esta segunda.
Union es un sitio enorme, y en ello se traduce la jugabilidad. Estamos ante un juego mucho más amplio en todos los sentidos que su primera entrega, dejando atrás los pasillos del Hospital Beacon para darnos toda una ciudad. Los niveles en Union son grandes, no como en un sandbox, pero grandes. Y hay mucho que explorar: búsqueda de munición, coleccionables, misiones secundarias...
Sí, han puesto misiones secundarias en The Evil Within 2. Misiones que no son obligatorias pero que nos ayudarán no sólo a conseguir más equipo para Sebas, si no a entender mejor la historia del juego. Una verdadera sorpresa, y muy grata si me lo permitís.
Y volviendo al tema de la jugabilidad, hablemos del control de Sebas. Un control en tercera persona con la cámara sobre los hombros del ex detective. En los compases iniciales del juego notaremos que lo de que nuestro protagonista se haya dado a la bebida no es solo "historia", sino que Sebastián sufre serios problemas psicomotrices: apunta fatal, corre raro... un suplicio. Ahora en serio, hasta que juguemos un par de horas o tres para hacernos con el control y compremos alguna mejora de estabilidad en el apuntado y el retroceso, un combate se convertirá en algo a evitar por todos los medios. Acechar a nuestros enemigos, cogerles la espalda y matarlos a cuchillo será la mejor opción.
Durante nuestro viaje por Union no faltarán tampoco los niveles más lineales: saltar a La Médula para pasar a otras zonas alejadas en el mapa, diversos edificios a explorar... Esto es algo que el juego de Bethesda hace genial, combinar los niveles abiertos con los espacios cerrados, y todo con el aire tétrico y sádico que caracteriza al título. Los enemigos son sanguinarios, desde los normalitos hasta los jefazos, algo que recuerda mucho a la primera entrega.
Pero no todo se reduce a Union, si no a la "habitación de Sebastián". Al acceder a ella, situada en un punto alejado de la realidad y en la que entramos a través de los espejos que encontramos (que síííí, que es nuestra propia cabeza), podemos montar armas, fabricar munición y sentarnos en una lúgubre silla de ruedas donde aparecerá, de nuevo, nuestra enfermera de la primera entrega para colocarnos los talentos y mejoras. Y es que enfrentarnos a los enemigos en lugar de pasar de ellos tiene recompensa: recompensa en forma de cerebros para mejorar talentos y piezas para craftear armas y munición.
Pero no todo se reduce a Union, si no a la "habitación de Sebastián". Al acceder a ella, situada en un punto alejado de la realidad y en la que entramos a través de los espejos que encontramos (que síííí, que es nuestra propia cabeza), podemos montar armas, fabricar munición y sentarnos en una lúgubre silla de ruedas donde aparecerá, de nuevo, nuestra enfermera de la primera entrega para colocarnos los talentos y mejoras. Y es que enfrentarnos a los enemigos en lugar de pasar de ellos tiene recompensa: recompensa en forma de cerebros para mejorar talentos y piezas para craftear armas y munición.
La banda sonora acompaña muchísimo al título. Un título en el que no faltarán los sustos y los niveles de auténtico agobio. Un total acierto que dura nada menos que 15-20 horas completar. Porque amigos, éste es otro de los puntos fuertes del título. Y es algo que se agradece mucho, ya que no se hace largo, sino que, en cada momento, quieres más y más.
Resumiendo: The Evil Within 2 es un auténtico pelotazo. Sigue la estela marcada por la primera entrega y lo hace de maravilla. Su única pega es bajar un poco el listón sobre la historia tras el videojuego, pero es tan buena que nos olvidaremos de esto. Por lo demás, supera a su predecesor en todos los apartados. Un juego muy recomendable para todo el mundo y obligado para los fans del survival horror y del primer The Evil Within. Desconozco si habrá una tercera entrega de esta saga, pero es algo que aplaudiría con todas mis fuerzas.
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