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[Análisis] Loop Hero

'Por favor, dejad de comparar nuestro juego con la heroína'. Esto dijeron los desarrolladores del juego que hoy nos ocupa a los pocos días de su salida, y del consecuente vicio de los jugadores. Y a ver, drogas no y todo eso, pero un poco drogaínico sí que es, oigan. Tras veinte horillas de juego, puedo confirmar que mis primeras impresiones fueron acertadas: Loop Hero huele a Indie más adictivo de 2021.


Somos un héroe desmemoriado en medio de una mazmorra circular. No recordamos quién somos ni qué hacemos allí, solo que algún tipo de peligro se acerca y somos la única forma de pararlo. ¿Y cómo lo haremos? Pues nuestra labor como jugador será ir completando el entorno del héroe con las distintas cartas que vayamos consiguiendo, ayudándole a despertar recuerdos y a ser más competente, que el pobre de primeras no tiene ni medio bofetón (el combate es automático, y nuestra labor se limitará a cambiarle el equipo cuando sea necesario, y esperar que las probabilidades jueguen a nuestro favor).

Lo bueno de este sistema es que, si bien hay cartas que indudablemente te mejoran, las hay con su parte menos buena: las rocas y montañas, por ejemplo, te suben la salud máxima, pero cada diez cartas usadas de este tipo aparecerá un campamento goblin, y son enemigos que se generan muy rápido y con una gran velocidad y daño en combate. Y es que el paso del tiempo también es un factor a tener en cuenta, ya que cada día que pase supone regenerar algo de salud (con suerte) y que aparezcan nuevos enemigos en según qué zonas, y saber controlar todo ello es clave para que nuestro bucle heroico no acabe antes de tiempo.

Mira cuánto terreno recalificable...

Una cosa que el juego omite en su tutorial, por cierto, y no lo digo como algo negativo en absoluto, es la posibilidad de crear combos y sinergias con casi todas las cartas, creando otra capa más de estrategia y dificultad. Por decir dos de las más útiles, es bueno saber que el primer cuadrado de 3x3 que hagamos con rocas o montañas (aunque podemos aprovecharnos de las propias mecánicas para repetir jugada varias veces) se convertirá en una cordillera que nos dará más salud, y que las praderas, que de normal curan 3 puntos de salud por día, conviene ponerlas pegadas a otros elementos distintos, ya que pasarán a ser praderas en flor y curarán casi el doble. Y en ambos casos conseguiremos el doble de recursos.

Esos recursos, que obtendremos al jugar cartas y al matar enemigos, son los que llevaremos al campamento base para mejorar nuestras habilidades, desbloquear otras nuevas (podremos ser guerrero, pícaro o nigromante), y/o ampliar y construir edificios que nos permitan alargar nuestro periplo por la mazmorra. Ahora bien, lo de que los recursos lleguen al campamento es otro cantar, ya que morir nos supondrá perder la mitad de lo ganado; para evitarnos el disgusto, siempre podremos salir una vez llegados a la hoguera donde empieza nuestro bucle, o usar el trofeo del jefe de turno como comodín para evitar la penalización.

Y sí, aquí entra otro de los palos que el juego meterá en nuestra rueda: cada carta jugada va rellenando la barra del jefe, y cuando esta se completa, aparecerá una gran roca brillante donde antes estaba la hoguera, eliminando cualquier posibilidad de salir de ahí sin luchar contra él (salvo con los pies por delante, claro). Así que al paso del tiempo, la búsqueda de mejorar el equipamiento y ganar recursos y los distintos enemigos que ello conlleva, hay que añadirle el saber gestionar cuando aparezca el enemigo final. Ah, ¿he dicho que cada bucle que acabemos incrementará el nivel de los enemigos, y que cuanto más tarde el jefe en aparecer más fuerte será?

Mierda, ya no me cabe el aeropuerto de campos de golf

En lo artístico... pues a ver, bonito no es, y llega el momento en que cuesta seguir a nuestro personaje en pantalla, pero todo ello forma parte de su encanto (además, llega un punto en que, si has gestionado todo bien, puedes dejar al moñeco dar vueltas para grindear sin necesidad de jugar cartas siquiera); la banda sonora, por su parte, puede llegar a hacerse un tanto machacona, pero con un volumen aceptable no molesta.

Loop Hero no deja de ser casi un Catán con bofetones automáticos, o lo que es lo mismo, un vicio bastante serio que huele a carne de portátil. Si os van los juegos de cartas y los rogues, dadle un tiento.

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