En este momento la saga Far Cry vuelve a estar sobre la palestra, como no, por el anuncio de su próxima entrega, Far Cry 6, y la confirmación de su trama centrada en una isla caribeña y su dictador, Antón Castillo.
Casualmente hace poco comencé Far Cry 5 (aunque aún no lo he terminado en su totalidad), un juego que había tenido en la recámara desde que se lanzó debido a su trama.
Ubisoft supo jugar muy bien sus cartas con el lanzamiento de la 5ª entrega numerada de la saga: una campaña de marketing bastante agresiva, con noticias prácticamente semanales o incluso más, en un año en que el único lanzamiento potente hasta la fecha era Monster Hunter World.
Si vemos los lanzamientos del año Far Cry 5 queda claramente eclipsado por títulos como Red Dead Redemption II, Spider-Man o God of War, pero a nivel de ventas fue un rotundo éxito para Ubisoft (es el juego más vendido de la desarrolladora en la actual generación).
Far Cry 5 nos lleva al estado de Montana, al condado de Hope. En esta región el predicador Joseph Seed, El Padre, se ha hecho con el control. Su secta, La Puerta del Edén, campa a sus anchas por el condado y quien no se une a ellos acaba muerto.
Nuestro personaje es un novato del cuerpo policial que acompaña al Sheriff y a un Marshall a la detención de Joseph, la cual sale mal y es obligado a encabezar una rebelión contra El Padre.
La reconquista del condado de Hope empieza por las 3 zonas controladas por los heraldos de Joseph Seed: su familia. Así tenemos la zona de Jacob, la de Faith y la John. Para poder liberar una zona habrá que hacerle daño al villano de turno reduciendo su influencia en la zona hasta poder enfrentarnos cara a cara con ellos. Para poder ir a por El Padre, habrá que derrotar a los 3.
Eso sí, la barra de resistencia de cada uno de los heraldos presenta 2 puntos clave que, al alcanzarlos, nos llevarán a misiones especiales contra ellos. Estas misiones no se pueden evitar cuando aparecen: nos atrapan de uno u otro modo y debemos completarlas. Es el único punto lineal del juego, ya que el resto se puede completar como a nosotros más nos apetezca.
¿Como reducir la influencia de la secta en un territorio? Pues de múltiples formas. A parte de ir completando las misiones principales de la historia, podemos jugar las secundarias, asaltar los puestos de la secta, conseguir recursos, armas y vehículos, atacar convoyes de carretera de los sectareos, etc. No todas las acciones tienen el mismo peso, pero todas cuentan.
Por el camino habrá que mejorar tanto a nuestro personaje como nuestro equipo. Disponemos de un árbol de habilidades bastante cómodo para ir obteniendo las clásicas mejoras de salud o capacidad de buceo.
Por otro lado iremos desbloqueando equipo según avancemos, ya sean armas o vehículos, pudiendo mejorar cada uno de ellos.
Y la caza: vuelve la caza. En Far Cry 5 podremos volver a cazar diferentes animales para conseguir recursos ya sean para vender y conseguir dinero, o para mejorar nuestro equipamiento.
Una cosa que no ha vuelto en esta entrega, y es algo que se agradece mucho, son las molestas atalayas clásicas de de la saga. No estaremos dando tumbos de un lado a otro para escalar las molestas torres de vigilancia para desbloquear el mapa.
Eso sí, no todo es bueno en Far Cry 5. Se ha apostado por exprimir, de nuevo, una fórmula muy continuista que ya está dando sus últimos coletazos. Se repite lo visto en anteriores entregas de la saga al margen de ambientación, villanos e historia (y la historia tampoco es que marque un antes y un después, ya que viene a ser casi un mero conductor del juego y, salvo momentos muy puntuales, apenas aporta).
El juego nos proporciona la opción de enfrentar a la secta con sigilo o por la vía rápida pero, realmente, se orienta al frenetismo. Es algo que cumple muy bien esta entrega, y es que nos da un juego rápido de jugar para pasar buenos ratos, pero se queda ahí. Hay mucho por hacer, pero todo se termina reduciendo a lo mismo y termina estancándose. Le viene a pasar como a Mafia 3, por ejemplo.
¿Quiere decir esto que no se puede disfrutar de Far Cry 5? Por supuesto que no, es un juego muy disfrutable. El problema es que Ubisoft nos lo vendió como un antes y un después en la saga, a bombo y platillo, y no cumple con las expectativas ni por asomo. Es un juego para echar el rato, para pasarlo bien sin pensar demasiado, pero se queda muy corto y más teniendo en cuenta los grandes sandbox de la generación.
En resumen, Far Cry 5 es un juego recomendable si buscas pasar un buen puñado de horas, frenetismo y salvajismo adornado con música sureña. Un juego que se queda muy corto para lo que se esperaba de él y que muestra muy bien cómo Ubisoft o está falto de ideas, o quiere exprimir hasta la saciedad una fórmula que le funcionó muy bien en el pasado.
Sólo es un juego correcto más. No será recordado, y lo recomendamos si lo encuentras a un precio barato y tienes tiempo de sobra o solo quieres dar unos cuantos tiros.
La reconquista del condado de Hope empieza por las 3 zonas controladas por los heraldos de Joseph Seed: su familia. Así tenemos la zona de Jacob, la de Faith y la John. Para poder liberar una zona habrá que hacerle daño al villano de turno reduciendo su influencia en la zona hasta poder enfrentarnos cara a cara con ellos. Para poder ir a por El Padre, habrá que derrotar a los 3.
Eso sí, la barra de resistencia de cada uno de los heraldos presenta 2 puntos clave que, al alcanzarlos, nos llevarán a misiones especiales contra ellos. Estas misiones no se pueden evitar cuando aparecen: nos atrapan de uno u otro modo y debemos completarlas. Es el único punto lineal del juego, ya que el resto se puede completar como a nosotros más nos apetezca.
¿Como reducir la influencia de la secta en un territorio? Pues de múltiples formas. A parte de ir completando las misiones principales de la historia, podemos jugar las secundarias, asaltar los puestos de la secta, conseguir recursos, armas y vehículos, atacar convoyes de carretera de los sectareos, etc. No todas las acciones tienen el mismo peso, pero todas cuentan.
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| El modo foto no es de lo mejor que se ha visto, pero cumple |
Por el camino habrá que mejorar tanto a nuestro personaje como nuestro equipo. Disponemos de un árbol de habilidades bastante cómodo para ir obteniendo las clásicas mejoras de salud o capacidad de buceo.
Por otro lado iremos desbloqueando equipo según avancemos, ya sean armas o vehículos, pudiendo mejorar cada uno de ellos.
Y la caza: vuelve la caza. En Far Cry 5 podremos volver a cazar diferentes animales para conseguir recursos ya sean para vender y conseguir dinero, o para mejorar nuestro equipamiento.
Una cosa que no ha vuelto en esta entrega, y es algo que se agradece mucho, son las molestas atalayas clásicas de de la saga. No estaremos dando tumbos de un lado a otro para escalar las molestas torres de vigilancia para desbloquear el mapa.
Eso sí, no todo es bueno en Far Cry 5. Se ha apostado por exprimir, de nuevo, una fórmula muy continuista que ya está dando sus últimos coletazos. Se repite lo visto en anteriores entregas de la saga al margen de ambientación, villanos e historia (y la historia tampoco es que marque un antes y un después, ya que viene a ser casi un mero conductor del juego y, salvo momentos muy puntuales, apenas aporta).
El juego nos proporciona la opción de enfrentar a la secta con sigilo o por la vía rápida pero, realmente, se orienta al frenetismo. Es algo que cumple muy bien esta entrega, y es que nos da un juego rápido de jugar para pasar buenos ratos, pero se queda ahí. Hay mucho por hacer, pero todo se termina reduciendo a lo mismo y termina estancándose. Le viene a pasar como a Mafia 3, por ejemplo.
¿Quiere decir esto que no se puede disfrutar de Far Cry 5? Por supuesto que no, es un juego muy disfrutable. El problema es que Ubisoft nos lo vendió como un antes y un después en la saga, a bombo y platillo, y no cumple con las expectativas ni por asomo. Es un juego para echar el rato, para pasarlo bien sin pensar demasiado, pero se queda muy corto y más teniendo en cuenta los grandes sandbox de la generación.
En resumen, Far Cry 5 es un juego recomendable si buscas pasar un buen puñado de horas, frenetismo y salvajismo adornado con música sureña. Un juego que se queda muy corto para lo que se esperaba de él y que muestra muy bien cómo Ubisoft o está falto de ideas, o quiere exprimir hasta la saciedad una fórmula que le funcionó muy bien en el pasado.
Sólo es un juego correcto más. No será recordado, y lo recomendamos si lo encuentras a un precio barato y tienes tiempo de sobra o solo quieres dar unos cuantos tiros.
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