Estamos en el único metro del mundo donde se respetan el aforo y las distancias de seguridad, tan tranquilos, de camino a [inserte lugar favorito], cuando se nos acerca un tipo que claramente ha tenido días mejores, nos da un arma... y de pronto tenemos detrás una conga de antidisturbios que quieren explicarnos los pormenores de la reacción del organismo humano a una inyección de plomo entre ceja y ceja. Así arranca Speed Limit, el último juego que nos ha llegado gracias al programa de mentores de Steam y que, os lo decimos ya de entrada, es una maravillosa pasada.
Es muy, muy complicado hablar de este juego y no reventar todo lo que esconde, así que por una vez no os ponemos el tráiler de rigor. Creednos, es mejor que os pille de nuevas. Dicho esto, de primeras nos enfrentamos a un arcade de scroll lateral que en muchos aspectos nos ha recordado a grandes indies como Hotline Miami o Katana Zero (acción frenética, movimiento constante, y de un disparo al hoyo), donde deberemos huir de la aparentemente infinita cantidad de policías, agentes secretos y demás servidores de la ley que por alguna razón quieren acabar con nosotros.
¿Y qué podemos hacer para salir de esta? Poca cosa, aparte de correr, saltar, y buscarles a nuestras balas un hogar en el enemigo más próximo. Y es que aparte de la ensalada de proyectiles que se nos venga encima, tendremos que estar atentos a los peligros del entorno, que también juega en nuestra contra: saltar maletas, agacharnos para no acabar siendo un bonito grafiti en la pared, correr como locos cuando se desenganche un vagón... o todo a la vez, ¿por qué no?
Lo que hacen algunos con tal de montar en hora punta... |
Aquí viene la parte complicada del análisis, ya que no queremos reventaros el gran plato fuerte de este maravilloso juego (aunque es cierto que el tráiler de la compañía ya se encarga de ello...), pero por otro lado es precisamente lo que podría llamaros a su compra. Dejémoslo en que una vez conseguimos abandonar el metro, el juego pasa a cambiar de perspectiva: seguimos obligados a matar o ser matados, y a esquivar mil y un movidas, pero el estilo y la jugabilidad serán algo diferentes. Y esto será así para cada uno de los seis niveles que componen este frenético título.
Y gráficamente ya lo habéis visto, un diseño tan simple como efectivo, un diseño de sonido de diez, y un control pulidísimo hasta la náusea.
Speed Limit es vicio amasao, uno de esos juegos que empiezas para una partidita de diez minutos y acabas dejándote los pulgares. Esperemos que se corra la voz y le vaya muy bonito, porque todo lo bueno que se lleve será poco.
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