Nintendo Switch salió al mercado con poquitos juegos, uno de ellos era de los mejores que ha hecho la gran N, y la industria en general, si, pero sólo de Zelda no vivía la semiportátil. Así que al poco tiempo fue anunciado, y después lanzado, el que estaba llamado a contener la mayor odisea de Mario hasta la fecha.
Y es que si algo hay que reconocerle a este Super Mario Odyssey es que es grande, muy grande. Pero ¿de verdad cumplió con lo esperado? Pues vamos a verlo. Esta aventura de Mario comienza, como tantas otras, en el Reino Champiñón. Esta vez Bowser no se va a contentar con raptar a la Princesa Peach, va a casarse con ella. Mario se dispone a impedírselo pero nuestro enemigo tiene un truco más en la chistera, bueno, la chistera en si misma, con la que envía a nuestro héroe lejos, a la otra punta del planeta.
Será allí donde conozcamos a Cappy, un espíritu sombreril que nos ayudará durante toda la aventura ya que él también ha sufrido a manos de Bowser, quien se ha llevado a su hermana Tiara como parte de su deseado compromiso con la Princesa. Poco después nos haremos con la Odyssey, la nave con la que podremos ir de zona en zona dentro del planeta y a la que deberemos alimentar con lunas para que pueda llegar cada vez más lejos.
En nuestros viajes descubriremos que Bowser necesita una serie de elementos para que su boda sea perfecta, reliquias de las diferentes localizaciones, con lo que irá enfadando cada vez a más personajes. Y hasta aquí puedo leer de su historia que, aunque no sea lo más importante de un juego del fontanero, tampoco quiero destripárosla. Ah si, casi se me olvida, Bowser lleva a sus organizadores de boda particulares, los Broodals, que intentarán ponernos en más de un apuro.
Como juego Super Mario Odyssey busca reescribir algunas de las normas que habíamos visto ya en los juegos 3D de Mario ya que, en esta ocasión, busca ser un mundo semiabierto, sin portales a los diferentes niveles. Una vez lleguemos a un "país" podremos explorarlo a nuestro antojo, intentando conseguir todas las lunas que se encuentran ocultas en él, de manera que podamos llegar al siguiente. Es cierto que cada localización es muy diferente, con una ambientación y vida propias, pero no es un hub central, ni son, en su mayoría, pequeños precisamente.
El otro gran cambio que nos plantea este título es el uso de Cappy. Nuestra gorra servirá para lanzarla, saltar sobre ella, aturdir enemigos, activar interruptores, conseguir monedas y para poseer algunos objetos, bichos y enemigos de forma que Mario pase a comportarse como ellos. De esta manera podremos ser una rana con un poderoso salto vertical, un goomba apilable o un Billy Bala, entre otros. Siempre, eso si, conservando el característico bigote de nuestro protagonista.
Países o "mundos" tendremos un montón. Algunos más grandes y otros más pequeños, pero todos ellos con muchas cosas que investigar. Y bueno lunas... todas las que queráis. Ya os digo que hay cientos de ellas, incluso más que Kologs en BotW.
Quizá es el punto más polémico del juego ya que, aunque la mayoría de ellas son muy divertidas de conseguir, si quieres tener absolutamente todas... hacía el final si que se vuelve un poquito repetitivo, o necesitan de demasiada habilidad. Pero vamos, que si eso es lo peor del juego ya os podéis imaginar que roza la perfección. Como buen juego de Nintendo tiene la dificultad muy bien medida para ser, a la vez, accesible para todo el mundo pero suponiendo un reto complicado para aquellos que lo busquen.
Artísticamente goza de unos preciosos modelados 3D (que se intercalan puntualmente con escenarios clásicos en 2D) y una música orquestada que acompaña a la perfección. Como ya hemos comentado cada región que visitaremos es muy distinta de las demás y eso se nota en todos los aspectos pero, sobre todo, en el diseño que se ha aplicado a cada uno. Mención especial requiere la primera canción con letra que recibe la saga, a cargo de la alcaldesa Pauline.
Personalmente, lo que más me ha gustado de este título es la sensación constante de descubrimiento que tienes tras cada esquina. Está plagado de huevos de pascua y referencias al universo de Mario, pero también a otros iconos de la cultura popular. Nunca dejas de sorprenderte mientras recorres sus mapeados y consigues la siguiente luna.
Por todo ello se lleva un Imprescindible como una catedral de grande. Si tenéis una Nintendo Switch tenéis que ayudar a Mario y Cappy a vivir esta aventura embarcados en la Odyssey ya que es una delicia tanto en modo portátil como en sobremesa. Para mi el conjunto de los dos Super Mario Galaxy están un pelín por encima, pero puede que la nostalgia esté haciendo de las suyas. En cualquier caso Super Mario Odyssey es un JUEGAZO, con mayúsculas.
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