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[Análisis] Blasphemous

Ya iba siendo hora. Hace poco más de un año pudimos tener, gracias a la demo que The Game Kitchen facilitó en Steam a todo aquel que quisiera, un primer contacto con Blasphemous, el Dark Souls de los juegos semanasanteros (¿Se puede forzar más la comparación con la saga de Miyazaki? Lo dudo). Pero fue el pasado agosto, con motivo de su mayor actualización hasta la fecha, doblajazo al castellano incluido, cuando por fin catamos el producto final. Y ya os avanzamos que nos ha encantado.


Una terrible maldición conocida como el Milagro ha caído sobre la tierra de Cvstodia y sus habitantes. Eres el Penitente, el único superviviente de la masacre de la hermandad del Lamento Mudo. Estás atrapado en un ciclo de penitencia de muerte y resurrección constante, y solo tú puedes librar al mundo de este destino tan terrible y llegar al origen de tu angustia... abriéndote paso a espadazos entre nazarenos fantasma, monaguillos alabarderos con ciriales y monjas con incensarios llenos de muertos, por citar algunos bonitos ejemplos.

De nuestras impresiones tras la demo, el cambio que más nos ha sorprendido y agradado (aparte de un salto en lo estético del que todo lo que digamos es poco, y eso que ya partíamos de una base chulísima) es el manejo del Penitente. Si entonces os decíamos que era un personaje tosco y lento, nada más lejos: el Penitente ahora es ágil, y los golpes de espada se sienten tan duros como rápidos. Y lo que es más importante, adiós a ese apurar el salto al milímetro para evitar pinchos (aunque alguna zona hay que requerirá de todos nuestros reflejos y nuestra paciencia, no nos engañemos), gracias a un control pulidísimo; da gusto ver cómo responde el Penitente a la hora de atacar, saltar, o simplemente desplazarse por el mapa.

Cómo recorta en silueta, el chiquillo...


¿Y quiénes serán los agraciados con la bendición de nuestra espada en sus costillas? Pues a los ya dichos podríamos añadir señores enormes con campanas a modo de armadura, féretros marmóreos asesinos, monjas que te tiran calderos de lava, seres de cera que te lanzan láseres, monjes con códices-shuriken, y un buen puñado de jefes a cada cual más perturbador y puñetero (mención especial al niño malrollero con tenia venenosa asesina)... por no hablar de los peligros no matables, como las neblinas tóxicas, las plataformas perecederas, borrascas repentinas, pinchos p'aburrir, o un incensario gigante que ríete tú del Botafumeiro de Santiago de Compostela. Otra cosa no, pero cosas que puedan arrancarte la vida, todas las que puedas desear y más.

Todo ello en zonas muy bien diferenciadas y aún mejor integradas, donde no nos faltarán secretos que encontrar; algunos sencillos de conseguir, y otros para los que habrá que obtener algún objeto y volver más tarde. Y es que cosas como ser inmune al veneno o a las caídas fatales, poder caminar y saltar en zonas de lodo, o que a nuestro paso crezcan raíces o losas de sangre, serán indispensables si queremos sacar todo el jugo a este juego, y para conseguirlas tendremos que repatearnos muchas zonas del mundo (o no, si somos lo bastante pillos como para sacar ciertas ventajas). Que también podemos ir a piñón, claro, pero igual no es lo más recomendable.

Además de todo esto, no faltarán coleccionables (salvad a los querubines y recoged los huesos, no os arrepentiréis), mejoras para nuestra espada (tanto de daño y combos, en los altares correspondientes, como de habilidades con putadilla, gracias a corazones escondidos en el mapa), plegarias para nuestro Penitente (que le permitirán mejorar su aspecto ofensivo con daño en área, robo de vida y similares), mejoras pasivas (gracias a cuentas de rosario), y los siempre comunes y agradecidos aumentos de salud y maná.

Top 10 Enemigos asquerosos


A lo largo de nuestro viaje de penitencia, nos toparemos con ciertos personajes que nos ayudarán o a los que deberemos ayudar a continuar. Todo ello nos deparará mejoras y ventajas, amén de algún que otro remordimiento en según qué casos. Son misiones secundarias que podremos o no omitir, y cuyo final depende enteramente de nuestras elecciones. 

Este periplo se ve ampliado con la actualización de la que os hablábamos al principio, que junto con un doblaje que solo se puede calificar de excelente, trae hasta cinco nuevos jefes opcionales (los más complicados del juego, y solo disponibles en su equivalente a Nuevo Juego +), un nuevo personaje que mejorará nuestros matraces biliares (los estus de Cvstodia) con necrótico resultado, y un lavado de cara en los fondos que roza lo ilegal de lo bonico que es. 

Hablando de lo cual los escenarios son una auténtica delicia, como os dijimos en su momento, recreando a la perfección grandes escenarios ligados a la arquitetura (religiosa) andaluza (mención especial a la Catedral/Mezquita de Córdoba, simplemente bellísima).


Queda algún secretillo del que no hemos dicho nada (recordad dejar vuestro donativo en la iglesia de Albero de cuando en cuando, y el Milagro proveerá), pero queremos que lo descubráis vosotros mismos. Blasphemous es impepinable a poco que te gusten los plataformas. Y que mis acáis, si digo mentiras, se queden sin luz.

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