Hoy he terminado otro juego, que para las fechas que llevamos de año no está nada mal. Se trata de Sable, un juego indie de finales de 2021 al que mucha gente tenía ganas y del que hoy os contaré un poco mis impresiones. Os adelanto que es también el primer platino de este año, pero ha sido una experiencia algo más agridulce de lo que me pareció en un principio.
Como ya hemos comentado, Sable es un juego indie, realizado por Shedworks, un equipo de dos personas afincado en el norte de Londres, que sorprendió con su trailer de presentacion por su propuesta y su estilo artístico y dejó a muchos con ganas de probarlo. Al final yo me animé gracias a los juegos del plus del mes pasado y no me arrepiento en absoluto.
Sable es un juego de exploración, que busca transmitirnos sensación de libertad, un poco al estilo de los juegos de That Game Company (Journey y compañía), junto con esa curiosidad infantil que nos lleva a explorar el siguiente montículo, la cueva del fondo. Sable nos cuenta la historia del primer planeo de su homónima protagonista, un evento en la vida de los habitantes de su mundo que da el paso de la infancia a la adultez, en el que buscan su sitio, su máscara, recorriendo el mundo y conociendo los diferentes oficios a los que podrían dedicar el resto de sus vidas.
Mecánicamente, además de los citados referentes, se siente un poco como un Breath of the Wild en chiquitito, en muy chiquitito. Está claro que sus creadores se han inspirado y hace que el juego tenga esa magia que te impulsa a querer buscar un poco más. Y, de hecho, me hubiera encantado que estas primeras conclusiones hubieran sido toda la experiencia, pero, por desgracia, la amplitud de miras y un estudio tan pequeño tiene ciertos... problemas.
A día de hoy el juego sigue estando roto, y desde Shedworks han confirmado que no van a solucionarlo, que no tienen tiempo ni recursos para hacerlo (y ahí igual deberían entrar compañías grandes, como Sony al darlo en el Plus, para echar una mano). La escala del juego está contenida, y bien pensada, pero aún así quizá fue demasiado grande para tan solo dos personas.
Los primeros compases están muy bien llevados, mostrándote de forma orgánica, en un área pequeñita, lo que te encontrarás más adelante. Y, cuando el mundo se abre, realmente quieres recorrerlo con tu aeromoto. Cuenta con una historia, repleta de pequeños engranajes que van formando el todo que será el planeo de Sable. Las sorpresas no dejan de aparecer, incluso cuando crees que no te queda nada por descubrir y, al ser una aventura que bien puedes completar en unas 6-8 horas (sin dejarte nada demasiado importante) no da para aburrirse, ni abrumarse.
Si obviamos los bugs, quizá el mayor problema que le encuentro es que no consigue uno de sus objetivos, que es crear ese vínculo con la aeromoto. Las áreas, si bien están hechas para surcarlas con ella, están más vacías de lo que deberían y la obtención de piezas no se siente como nada más que estético que puede que no llegues ni a probar. De hecho, al ser opcional casi todo lo que se propone, nada se nota como imprescindible y tienes que hacer algo de esfuerzo empático para vivir el viaje de Sable, como ella lo viviría.
Gráficamente, y musicalmente es más que correcto, el uso que hace del cell shading y la diferenciación entre biomas muy bien pensada, y adecuada al planeta en el que estamos hace que nos encontremos con un mundo interesante y al que le pesan en exceso las caídas de frames y cuando las texturas no terminan de quedarse en su sitio.
Como conclusión Sable es un juego más que recomendable, que da mucha rabia que haya quedado con esos fallos y posibles mejoras pendientes que lo hubieran hecho brillar mucho mas. Sin duda desde Shedworks han hecho un trabajo correcto y nos hace esperar con ganas su próxima aventura.
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