Ya iba tocando. Tras muchos años dándole a los videojuegos, aún no había catado ninguna de las obras de Platinum Games (es lo que tiene ir por la senda del pecero sin consolas a mano, que te pierdes joyitas). Y después de que mi ya cascadillo ordenador decidiera que Bayonetta lo iba a mover Rita, ya me había hecho a la idea de estar algún que otro año más sin probar la magia del flipazo. Al menos, claro, hasta que llegó Vanquish...
La nación rusa, tomada por la ultranacionalista Orden de la Estrella, ha capturado una estación espacial experimental americana y ha usado su energía para destruir San Francisco, y amenaza con repetir la masacre en Nueva York a menos que Estados Unidos se rinda incondicionalmente. La presidenta norteamericana, claro, tiene otros planes, y envía a Sam Gideon y su flamante traje ARS (junto a la Compañía Bravo) a liberar la estación. Pero puede que no todo sea lo que parece...
Las cosas claras, el juego es divertidísimo. Más allá de la historia que cuenta (francamente, ¿a quién le importa la historia en este tipo de juegos?), tanto las cinemáticas como los personajes son una concatenación de flipadas de padre y muy señor mío. Empezando por el prota y su traje, que le permiten hacer cosas como deslizarse por el escenario a toda velocidad, dar guantazos a reacción, o ser tan rápido que parece que el tiempo se detiene a su alrededor, todo ello con el consiguiente recalentamiento de los circuitos por la pérdida de energía (que dicho sea de paso, va justa, lo que es maravilloso) y la lógica sensación de quedarse vendidísimo. Aunque siempre queda la opción de echarse un cigarro y tirar la colilla para despistar al enemigo (mecánica de juego 100% real).
Las coberturas en Vanquish están para que Sam pose para la captura. |
Esta movilidad se ve complementada con una variedad de armas que, sin ser muy amplia, es más que suficiente. Lo que tiene su lógica, ya que la única forma de mejorar al bueno de Sam es a través del armamento, bien con las mejoras que cada cierto tiempo soltarán los robots enemigos (aplicables a cualquiera de las tres armas que podremos llevar a la vez), bien recogiendo munición de las mismas, ya que si la tenemos al máximo, cada x lotes de munición supondrán una mejora. Ésta puede ser de capacidad de munición o de daño, aunque algunas armas tendrán sus mejoras propias (véase el láser de fijación, que podrá fijar, valga la redundancia, a más enemigos).
Todo ello da como resultado un festival de segadas a toda pastilla, tiroteos vertiginosos, y saltos a cámara lenta por encima de coberturas para disparar en el aire a esa granada que previamente les has lanzado al puñado de robots que te estaban tocando la moral, que sólo puede calificarse como FUA. Por no hablar de los jefes finales, que nos harán sudar durante varios minutos en la mayoría de ocasiones (he de decir que el jefe final se me ha hecho pelín sencillo, eso sí).
¿Cinemáticas flipadas? ¡Llame a Platinum! |
A nivel técnico, ni una pega. Como decía al principio, mi ordenador ya tiene sus años, pero aun así ha podido tirar con el juego a medios sin mucho problema (alguna rascada de fps muy puntual, pero nada importante), porque hay gente que sabe optimizar bien sus productos y tal. Los gráficos, sencillitos pero muy eficaces, y la banda sonora acompaña a la perfección. En cuanto al doblaje, y aunque la voz de Sam no me convence del todo, es un trabajo más que notable.
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