Hace ya un cierto tiempo que reservar videojuegos se ha vuelto una actividad arriesgada; la insignificante recompensa que supone un contenido digital escasamente disfrutable o un llavero que según llega va al cajón sin salir del envoltorio para mantener así una vana ilusión en que se revalorice y tus taratanietos se compren una bolsa de pipas con lo que les dé el tataranieto del calvo de la casa de empeños previo manoseo de un barbudo semi-amish del condado vecino, no compensan el riesgo de que el juego salga con taras suficientes como para guardarlo en el mismo cajón que el llavero a la espera de que se arregle algún día. Por ello, que en su día diera el paso de reservar Persona 5 Strikers, aunque fuera con sólo una semana de antelación a su lanzamiento, ya supone un punto de inflexión en esta inquietante dinámica, aunque no se deba tanto a la parte Strikers como a la de Persona 5. Hay que ver qué bueno que es el jodio. El caso es que como unos y otros sabían que tenían un buen producto, decidieron permitir publicar los análisis con suficiente antelación al lanzamiento para que viéramos lo que había, si bien es cierto que el juego ya había salido en Japón un año antes y no se esperaban grandes diferencias.
Persona 5 Strikers es una secuela de Persona 5, pero de la versión normal, no de la Royal. Por ello algunas cosas pueden descuadrarnos, pero no tiene la mayor importancia quitando el hecho de que, sabiendo que nos caía bien la pelirroja del DLC, que aquí no existe, han metido a otra pelirroja que, aunque no cae tan bien como Yoshizawa, también es simpática y te acabas acostumbrando, probablemente porque a Yoshizawa no la usas en el 90% del tiempo en Persona 5 Royal. Esta nueva incorporación da un toque de novedad pero a veces resulta rara, ya que no tienes el grado de intimidad que existe con el resto de amigos a los que ya conoces de largo tiempo y además tiene un excesivo caracter infantil.
A los demás del grupo ya los conoces, y aquí no vas a conocerlos mucho más a fondo. Aunque todos tienen su importancia y su espacio, al carecer Persona 5 Strikers de toda la parte social que caracterizaba a Persona 5, no podremos quedar con ellos en nuestras noches libres para que nos cuenten sus penas mientras se ponen como el tío Quico en algún restaurante. Le pesa demasiado esta carencia, ya que era una de las partes más entretenidas y es una verdadera pena no disfrutar de las ciudades que recorres en esta nueva aventura. Han resuelto la situación dando al menos la posibilidad de que uno se acerque a tal tienda o cual monumento, pero se es cruelmente rechazado mediante la intervención de alguien que te dice que tienes mejores cosas que hacer o algo por el estilo, lo cual quita un poco las ganas de dar un par de paseos más allá de ir a la tienda a comprar cebollas para el estofado.
Eso no quiere decir que Persona 5 Strikers sea sólo darse de
leches, que entendemos que es la mecánica del juego, sino que alterna casi a
partes iguales las batallas y las partes de palique en el mundo real, en el cual
han metido además algunos tramos de buscar información entre los viandantes que
no me convencen en absoluto. El juego tiene una historia que carece de la profundidad de su predecesor debido al cambio de mecánicas, pero que es más que suficiente para lo que requeriría
esta clase de juegos. Parte de las mismas bases y conceptos y los
adapta a una aventura veraniega en la que los protagonistas recorren japón
recorriendo cárceles (en vez de palacios) para recuperar deseos (en lugar de
despertar corazones). Pero salvo el cambio nominal el resto es lo mismo, reconocido incluso por los mismos personajes
Yendo a lo importante, la jugabilidad es realmente entretenida. De hecho, debería haber empezado por ahí, ya que hay que entender que esto no es Persona 5, sino un musou basado en Persona 5. Quien no sea especialmente amigo de musous pero le encante Persona 5 notará especialmente todo lo mencionado anteriormente sobre la vida social y se encontrará con un inicio un tanto accidentado cuando llegue a los jefes de la primera cárcel. Los problemas iniciales vienen de que la percepción habitual de este género es la de que hay que machacar botones, ocurriendo que Persona 5 Strikers adapta la mecánica de afinidades y elementos de Persona 5 de una forma realmente interesante. De esta forma, quien va a dar golpetazos reservando el maná para la curación se encuentra con que esto no sirve de nada contra los jefes y minijefes (ambos con la odiosa costumbre de doparse de mala manera cuando están rondando las puertas de la muerte), obligándole a cambiar la forma de entender el juego.
El cómo se han adaptado todas estas mecánicas a un juego tan diferente no deja de sorprenderme. Sigue teniendo un gran peso el sigilo, seguimos teniendo armas y armaduras, están los ataques all-out, los objetos de curación y los poderes de las personas, que siguen subiendo de nivel y pueden fusionarse en la sala de terciopelo. Con un pequeño girito, encajan a la perfección.
Persona 5 Strikers cumple más que perfectamente con lo que se esperaría de este tipo de juego. Los problemas le surgen en la odiosa comparación con Persona 5, ante la que es muy fácil salir seriamente perjudicado, y tal vez por una, a mi entender, falta de ritmo que no sé si es debida a que no me terminó de enganchar o a que hay que reconocer que la parte de la vida social era uno de los mayores puntazos de su predecesor. Salir de una cárcel para recargar maná se hace pesado si no tienes nada que hacer fuera de ella. En cualquier caso, el juego sólo parece recomendable para los seguidores de Persona 5, ya que aunque los amantes de los musous podrán encontrar un gran y original sistema de combate, existen opciones más digeribles en cuanto al hilo conductor entre sopapo y sopapo.
Comentarios
Publicar un comentario