Ya iba tocando, y no quiero enrollarme en exceso, así que allá va el análisis de Hellblade: Senua's Sacrifice , el juego más sincero y real que me he tirado a la cara, y el mejor que he jugado (y ¿jugaré?) nunca. Por empezar sin venirme arriba y tal... Somos Senua, una guerrera celta que se embarca en una misión onírica obsesiva para luchar en las entrañas del mismísimo Hel por el alma de su difunto amante. Y por si eso fuera poco, Senua sufre una profunda y severa psicosis, por lo que sus sentidos y las voces de su cabeza harán que todo sea mucho más complicado y aterrador. Nada más empezar se nos recomienda el uso de cascos para jugarlo, pero más que recomendable es obligatorio; en primer lugar porque ese diseño de sonido pide a gritos auriculares; en segundo, porque supone meterse en la mente de Senua de lleno; y por último, porque por extraño que parezca, sin algunas de esas voces taladrando nuestros oídos estaremos perdidos, ya que hacen las veces de un HUD que aquí ni está ni...
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