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[Análisis] Spec Ops: The Line

A todos nos gustan los shooter (incluso a las IA). Son el tipo de videojuego idóneo para cualquier ocasión (sea pasar un rato, sea para descargar nuestra furia asesina contra un puñado de asquerosos montones de píxeles) que todos tenemos en nuestra juegoteca. Y si estáis atentos a nuestros avisos de juegos gratis (o a los Juemble Bundles), tendréis más de uno o más de dos que os habrán salido por la alarmante cifra de cero *inserte su moneda de curso legal*. Y de eso va el análisis de hoy, del último juego que Humble nos regaló allá por Semana Santa. A ver qué nos ha parecido Spec Ops: The Line.


Seis meses después de que Dubái fuese arrasada por una tormenta de arena, una misteriosa señal de radio lleva al capitán Martin Walker y su equipo Delta (el teniente Adams y el sargento Lugo) a internarse en la antaño opulenta y lujosa urbe en busca de supervivientes. Sin embargo, lo que encuentran es una ciudad al borde de la guerra y un horror más allá de lo imaginable.

En lo jugable, este Spec Ops innova poco o nada: al igual que otros muchos TPS, sigue el esquema marcado por la saga Gears of War, esto es, tiroteos basados en escenarios más o menos amplios y plagados de coberturas, en los que o bien matamos a todos los enemigos, o bien debemos soportar x número de oleadas; podremos asomarnos desde las coberturas para disparar, o bien disparar a ciegas, perdiendo precisión pero ganando en seguridad (que siempre gusta). Que emplee un esquema tan manido no es malo, ya que lo usa a las mil maravillas, pero hace que el avance sea algo lento. La dificultad en modo estándar es más que correcta, con ciertos picos un tanto duros, de modo que lo más recomendable es empezarlo directamente en difícil.

A vista de pájaro, las panorámicas de Dubái son para enmarcar; pero a ras de suelo...

Sí que hay un par de novedades, una mejor implementada que la otra, que lo hacen diferente: por un lado, con un simple botón podremos ordenar a nuestros hombres que eliminen a un objetivo concreto, lo cual será perfecto para ciertos momentos en que estaremos con el agua al cuello; como contra, usarlo a la ligera hará que nuestros hombres caigan, teniendo nosotros que ir a salvarlos (o arriesgar al que quede en pie), añadiendo un mínimo componente estratégico.

Por otro lado, la arena que invade Dubái será nuestra gran amiga en según qué ocasiones: las constantes tormentas han sepultado edificios enteros, haciendo que unos buenos tiros a ventanas o conductos de ventilación puedan transformar un auténtico infierno en la primera línea de playa de la Costa del Sol; sin embargo, pocas veces lo emplearemos sin que nos lo exija la propia historia, por lo que nos olvidaremos de ello cada dos por tres, dando pie a lo que yo he dado en llamar el Momento IDIOTA™. Pongámonos en situación: un tiroteo en pleno centro comercial en mitad (y debajo) del desierto. Estás obcecadísimo en reventar a esos mamoncetes, y no te da por fijarte en el entorno; y cuando al fin cae el último, y tu munición está bajo mínimos, la pared de tu izquierda, que lleva rezumando arena media hora, cae por sí sola, arrastrando cadáveres a su paso, como dicnedo: 'Una granadita aquí, y todo habría acabado en dos segundos... IDIOTA'.

...no, a ras de suelo no es tan bonito. Y si combinas ambas...

Pero el punto fuerte de Spec Ops: The Line es una historia (cercana a las ocho-diez horas) de las que dejan poso (algo que en el género es menos habitual de lo que uno querría), y de la que cuanto menos cuente, mejor. Baste con decir que lo que empieza como una misión de rescate acaba volviéndose algo muy turbio, hasta tal punto que nuestro Walker comienza a no ser él mismo. Y este giro de los acontecimientos se traslada incluso a los ámbitos menos interactivos del juego, desde la pantalla de inicio, que irá cambiando a medida que avancemos, hasta las pantallas de carga, que pasarán de contarnos nuestro objetivo y dar pistas a directamente intentar hundirnos la moral.

A lo largo de esta historia llegaremos a ciertos puntos donde, como capitanes que somos, deberemos tomar decisiones que, si bien no afectarán a la historia, sí afectarán a ciertas secuencias de acción, a la dinámica del grupo o al propio Walker: matar o no a un personaje, elegir salvar a un activo o a unos civiles, dejar escapar o no a un prisionero... acciones que nos pondrían en ciertos aprietos como jugador si no hubiera logros/trofeos asociados a ellas, convirtiendo conflictos morales en meros trámites que pasar.

Definitivamente, esta ciudad se ha ido al carajo.

Gráficamente, el Unreal Engine da lo máximo de sí, mostrando estampas bellísimas, y teniendo como punto fuerte una arena digna de Uncharted 3; no obstante, tiene alguna textura que tarda en cargar más de lo deseable (o directamente se queda a medias), aunque muy contadas veces. El apartado sonoro también es impecable, con una localización al castellano de diez (servidor tuvo ciertos problemas de risa al principio, ya que el capitán Walker comparte voz con Jack el Guapo), y una banda sonora que mezcla temas propios con canciones sobradamente conocidas (véase el himno de EEUU de Jimi Hendrix de la pantalla de inicio).


En resumen, Spec Ops: The Line aporta muy poco a la jugabilidad de los TPS, pero su historia debió y debería ser punto de referencia para otros títulos venideros. Amigos, bienvenidos a Dubái.

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