Como buen fan de los Simpsons, oir hablar de algo llamado El Tango de la Muerte supone pensar inmediatamente en Lisabella y la pequeña Vicky. Puede que tal vez esté un poco obsesionado, porque también se me vinieron a la mente estos mismos personajes al ver los primeros capítulos de la segunda temporada de “Una serie de catastróficas desdichas”. No obstante, el juego así titulado que inicialmente llamó nuestra atención como una mera curiosidad nos convenció lo suficiente para querer probarlo y traeros nuestras impresiones.
El Tango de la Muerte es un juego musical cuyo eje central es el tango. Aunque en un primer momento pueda recordar a juegos como Crypt of the Necrodancer por el hecho de que el personaje al que controlamos se mueve a saltos por un tablero, que se va iluminando al ritmo de la música, lo cierto es que estamos hablando más bien de un juego de seguir el ritmo de la canción de una forma más parecida a juegos como McOsu, guardando las distancias.
Comencemos poniéndonos en situación. El Tango de la Muerte nos transporta a la Argentina de los años 20, y nos sumerge en una historia de amor y traición que comienza con un joven el cual quiere aprender a bailar para celebrar el cumpleaños de su amiga de la infancia, de la que está enamorado. El juego supone un repaso a la vida de este personaje a lo largo de 6 capítulos situados en distintos momentos de la misma.
A su vez, cada capítulo está dividido en dos canciones, las cuales se irán volviendo más complicadas a medida que avancemos. Porque lo que en un principio es seguir el ritmo de la canción se transforma en deslizarse por el escenario con tu pareja, desafiarse a puñetazos con tu amigo, o una cruenta pelea de baile a navajazo limpio. En estos casos, aparecen iconos que parpadean para dar el golpe en el momento preciso, y no hacerlo implicará aumentar un indicador de error.
Si dicho indicador llega al límite, deberemos comenzar de nuevo la canción. Y aunque pueda parecer que no es fácil llenarlo entero, ya que se admiten hasta 10 fallos relativamente seguidos (si aguantamos unos momentos sin cometer fallos, desaparecen), cuando perdemos el ritmo en los niveles finales es complicado recuperarlo.
Sin embargo, no suele molestar mucho el tener que repetir una determinada canción. Por lo general son cortas, de entre dos y tres minutos, aunque hay alguna excepción. E incluso en aquellos casos en que he tenido que escucharlas varias veces seguidas no se me han hecho pesadas, sino todo lo contrario.
La música corre a cargo de la orquesta YIRA e incluye diversos tangos que dan muestra de la gran variedad de melodías existentes en el género. Como persona alejada de las pistas de baile por mis nulas capacidades rítmicas y psicomotrices, el tango es algo que me queda un tanto lejano, y por ello me ha sorprendido muy gratamente ver cómo muchas de estas canciones tienen un toque moderno e incluso rockero que hace que no nos resulten tan lejanas.
El apartado gráfico, por su parte, luce francamente bien. El estilo, hecho a base de fotografías, sirve para darle un aire muy característico a cada personaje y a cada escenario. Las notitas que salen cada vez que acertamos, y el aplauso cada vez que nos deslizamos con éxito (o el abucheo cuando fallamos) son puntos que además de agradar te invitan a tratar de hacerlo bien, de moverte como el bailarín que se supone que eres. Únicamente puede deslucir un poco que, en algunos de los diálogos con los que se nos pone en situación, falten las exclamaciones o interrogaciones al inicio de la frase.
La duración del mismo es de tan sólo un par de horas si vamos únicamente a pasarnos cada pantalla, menos aún si somos hábiles. Sin embargo puede alargarse bastante más si queremos conseguir una puntuación perfecta, cosa que dependerá de las habilidades de cada uno.
En definitiva, El Tango de la Muerte nos ha parecido un juego perfectamente disfrutable. Cortito pero intenso, te invita a rejugarlo cada vez que se te viene a la cabeza una de las pegadizas melodías. Así que ya sabéis, apretá una flecha, apretá.
Hemos realizado este análisis gracias a una clave facilitada por Hernán Smicht.
Hemos realizado este análisis gracias a una clave facilitada por Hernán Smicht.
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