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[Análisis] SteamWorld Dig (PC)

Hace ya dos semanas os informamos de que SteamWorld Dig era el nuevo Invita la Casa de Origin. También os dijimos que habría análisis cuando llegara el momento. Pues bien, el momento ha llegado: me llamo L. T. Smash.


Rusty, un robot a vapor, llega a Tumbleton en busca de su tío. Pronto descubre que ha muerto en extrañas circunstancias y, armado con su pico, se dispone a desentrañar los oscuros secretos que ocultan las minas del pueblo.

El juego, que tanto en estética como en banda sonora apuesta por el western, consiste básicamente en abrirse camino a golpe de pico, localizando cuevas ocultas y minerales que vender. El pueblo de Tumbleton hará las veces de base de operaciones, lugar de mejora y punto de guardado (y conviene subir a menudo a guardar, vender y comprar, ya que morir supone perder la mitad del dinero y tener que recuperar los minerales que llevaras en ese momento); aunque aquí ya me surgen algunas dudas: ¿puede denominarse pueblo a cuatro casas mal contadas? ¿Quién en su sano juicio abriría una tienda de mejoras robóticas en un sitio al que se deja claro desde el principio que no va ni El Tato? Y por el amor de R2D2, ¿qué clase de pueblo del Oeste, por ridículamente pequeño que sea, puede mantenerse a flote con una única robopilingui en un saloon en el que lo único que conseguirás será el tifus si tienes suerte?

A cualquier cosa se le llama pueblo ya.

En fin, que cada x cantidad de mineral vendido se desbloquearán nuevas mejoras en el vendedor del pueblo (¿quién le lleva esas mejoras? ¿Un dron de Amazon? ¿Acaso es un futuro distópico en el que los drones tomaron conciencia y aniquilaron a la raza humana?), y llegarán otros nuevos; algunas de esas mejoras son muy necesarias, como las de salud (no tanto por los combates como por las más que posibles caídas tontas), de agua (de algún lado tendrá que salir el vapor), o de luz (llevamos una lámpara incorporada que se irá gastando con el tiempo); otras dependerán de nuestro estilo de juego, como el daño que el pico hará a los enemigos.

Con semejantes precios, normal que todo quisqui se pire de ahí.

Lo interesante del juego es que el mapeado general es procedural: tendremos tres grandes zonas a explorar, y en cada nueva partida cambiará la ubicación de las cuevas, tanto las opcionales, donde encontraremos minerales a punta pala (BA DUM TSS) como las obligatorias, donde nos esperan mejoras necesarias para proseguir la historia (un taladro, un supersalto, dinamita...); el diseño de las mismas, eso sí, permanece invariable. Obligan así al jugador a abrirse paso a ciegas, hasta que el objetivo aparezca en el mapa. Una falsa sensación de libertad que resulta bastante agradable.

No lo son tanto su duración, que no es muy allá (unas cinco horas yendo con calma, pero es cierto que alargarlo más habría sido excesivo), y el combate, la parte más floja del juego: nos encontraremos con enemigos bastante a menudo, y pasar de ellos suele ser lo mejor, no por difíciles, sino porque las recompensas que ofrecen no compensan, valga la redundancia (salud, agua o luz). Y en caso de querer enseñarles un par de cosas, tampoco resultan complejos: pillarles por debajo y dejar que se descalabren será la opción más recurrente. Ni siquiera el jefe final (final y único) es un gran reto. Una pena.


Concluyendo: SteamWorld Dig es un muy buen juego de exploración y aventura con muchas carencias en el combate (aunque insisto, el combate es una cosa muy secundaria). Para matar el tiempo, o para cuando no tengas ganas de juegos muy largos, perfecto. Además, en caso de que te hayas perdido el Invita la Casa, los nueve euros que cuesta en Steam son un precio la mar de razonable.

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