Acabo de volver de vacaciones y, como cada vez que hago un viaje largo, mi PSP me acompaña. Sigo considerándola la mejor consola para viajes (de las que dispongo, en un futuro seguramente caiga una 3DS, todo llegará). Bueno pues en esta ocasión le tocó a este juego, Chili con Carnage, ser mi compañero. Así que, sin más dilación, vamos con su análisis.
Encarnamos a Ramiro Cruz, que ve cómo su padre es asesinado con una cosechadora y buscará a los culpables jalando el gatillo. Y bueno, ésta es la historia, no tiene mucho más.
El juego es simplón en su desarrollo: un puñado de pantallas, enemigos por doquier e ir avanzando. Vamos, un shoot 'em up de toda la vida. Lo que lo hace especial es su lado "güey". El juego se desarrolla en México, y tanto Ram como los enemigos serán, lógicamente, mexicanos. Así hay muchas expresiones y chascarrillos chicanos.
Lo mejor del juego son, sin duda, sus jefes finales, en este caso 3: Mamá Virgilio, Cesar Morales y Elvez, cada cual mas estrafalario que el anterior.
A lo largo de las pantallas podremos ir recogiendo diversas clases de objetos: armas variadas, habilidades especiales, salud y continuaciones. Las armas son de todo tipo, desde escopetas de granjero a fusiles de asalto. Las continuaciones se recogen como la salud, y nos proporcionan la habilidad de volver atrás en el tiempo si nos matan, pudiendo repetir una pequeña parte de la zona. Estas continuaciones se van gastando y, según las que recojamos, tendremos más o menos intentos. Si se nos acaban y morimos tocará reiniciar el nivel desde cero. Las habilidades especiales le dan otro punto gracioso al juego, pudiendo invocar a un luchador de lucha libre mexicana que nos ayude, hacer un tornado de disparos que matará a todos los enemigos en pantalla o, mi favorita, sacar dos ametralladoras camufladas en guitarras para destrozar a nuestro paso. Hay bastantes y muy variadas.
El juego se limita sobre todo a la historia, ya que sus otros modos son multijugador o desafíos de puntuación. En la historia también tenemos estos últimos, pudiendo repetir los niveles para sacar mas puntos encadenando combos.
El juego tiene más sombras que luces. Es repetitivo, el control el tosco y hasta injusto (sobre todo si tenemos que saltar). Los enemigos son genéricos y, o son tontísimos, o de golpe son dioses del gatillo y te destrozan. Gráficamente se nota mucho con respecto a los juegos actuales, pero teniendo en cuenta su fecha de lanzamiento es lógico que sean más justos.
En fin, concretando: no es un juegazo, pero te hace pasar el rato, y tras tanto tiempo desde su lanzamiento (principios de 2007) y siendo de PSP podríamos encontrarlo regalado en las tiendas (si tenéis suerte ya que actualmente no existe mucha variedad). Y lo más importante, cosa que todos sabemos: ¿quién tiene una PSP en su haber que no esté trucada? Así que podéis juzgar por vosotros mismos.
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