Si estas al tanto de lo que se cuece en el mundo de los videojuegos, conoces el espléndido juego Nier:Automata, y muy probablemente lo has jugado. Ahora bien, seguramente no has jugado al juego del que es secuela, Nier, que a su vez lo es de un juego todavía más oscuro, Drakengard. La franquicia que engloba todos los juegos, Drakengard (conocida como Drag-On Dragoon en Japón), es una conocida serie de culto, y por buenas razones.
Nier es un juego hack & slash con algún elemento de otros géneros, como por ejemplo subir de nivel. Lo interesante es que Nier combina elementos de géneros que normalmente no tienen que ver: en ocasiones la cámara se fija y se juega como un 2D, otras veces los enemigos lanzan tantos proyectiles que es prácticamente un bullet hell... Estos elementos son lo que hacen a Nier un juego único, pero no necesariamente bueno o excelente.
A la hora de jugar es, sin rodeos, normal tirando a mediocre. La jugabilidad es bastante experimental, por lo que hay cosas que son todo un acierto y otras que se quedan en un intento. Los enemigos atacan de forma muy predecible y el jugador tampoco tiene a mano muchas más opciones en lo que puede hacer. El juego da hasta tres tipos de armas que cambian bastante la forma de los combos, pero uno acabará eligiendo la que le resulte más cómoda en su forma de jugar. Eso sí, la magia da varias posibilidades en lo que se puede hacer, pero con toda seguridad, como con las armas, uno acabará eligiendo sus dos o tres hechizos preferidos, cambiando ocasionalmente para situaciones concretas. Como mencioné antes, hay muchas veces en las que el juego cambia ligeramente el estilo :estas transiciones se hacen de forma orgánica y adaptándose al estilo de juego general, así que, a pesar de lo distintas que resultan estas secciones con respecto a lo que uno espera, no se sienten extrañas o fuera de lugar.
Lo de bullet hell iba en serio |
Aunque el juego no brille en jugabilidad, sí lo hace en historia. Nier cuenta una tierra donde la humanidad esta en decadencia por los eventos que acontecieron en Drakengard. La historia presenta a un padre, Nier, buscando una cura para la enfermedad de su hija, que se muere lentamente. En el proceso conocerá a algunos de los personajes más extraños pero encantadores de la historia de los videojuegos. Ahora bien, uno debe prepararse para lo que se le echa encima, pues la historia es bastante deprimente y, a pesar de los intentos del protagonista (o precisamente por ellos), la historia siempre acabará en un final triste, y en el mejor de los casos, agridulce.
Los protagonistas de izquierda a derecha: Weiss, Nier, Khaine y Emil
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Ésta no es una historia de blancos o negros, como nos tiene acostumbrados la industria del videojuego. Casi todo el mundo, incluyendo los villanos, tiene buenos motivos para hacer lo que hace, con lo que uno no puede evitar simpatizar con ellos y dirá que, estando en esa situación, haría exactamente lo mismo. Por ello, incluso las victorias se sienten derrotas y más de una vez te asalta la sensación de horror ante lo que acabas de hacer. Por suerte, los creadores decidieron ser buenos con los jugadores, y estas sensaciones no estarán ahí la primera vez que te pases el juego. De hecho, la primera vez que juegues, lo más probablemente es que te rías con alguno de los comentarios o con las misiones secundarias. Tendrás la sensación de que algo esta pasando bajo la superficie, pero probablemente lo dejarás pasar porque hay que salvar a la hija de Nier y eso es lo importante. La autentica tragedia de la historia se desarrolla en las sucesivas veces que te terminas el juego, y todo eso se hace sin cambiar en nada los hechos que suceden, pero sí la perspectiva.
Concluyendo, Nier es un juego de culto porque ofrece elementos tales como la historia o algunos detalles de jugabilidad que son únicos en el mundo de los videojuegos. No encontrarás nada fuera de la franquicia de Drakengard que se le parezca, salvo quizás algún titulo todavía más oscuro y arcano, oculto de la mirada del publico general. El hecho de que para Nier:Automata corrigiesen los problemas de jugabilidad y de recursos que lo plagaban y éste fuese todo un éxito demuestra el gran potencial que este juego tenía y que justificase su condición de culto. Pero también demuestra lo importante que los personajes y la historia podrán salvar un juego mediocre, pero no convertirlo en un top ventas, para eso hay que tenerlo todo.
Aquellos que estén interesados en jugar a Nier, van a tener serios problemas: el juego solo está disponible en formato físico, y sólo para PS3 y XBox 360. Y por si eso fuese poco, hacerse con una copia del juego en España es difícil y lo más seguro es que haya que recurrir a la importación. Lo bueno es que el juego no se ha traducido a muchos idiomas, así que solo hay una versión del mismo. Lo malo es que el castellano no es uno de ellos. Quizá con el éxito de Nier:Automata, Square-Enix se plantee la posibilidad de hacer un port a PC o la actual generación de consolas, pero de momento no parece que se vaya a dar el caso.
A modo de curiosidad, éste es uno de los juegos que ha recibido una localización más fuerte. En Japón, el juego ofrecía dos versiones del mismo, Nier:Gestalt para XBox 360, que sería la versión europea y americana, y Nier:Replicant para PS3, que sólo salió en Japón. ¿Y qué diferencia tiene Nier:Replicant con respecto a Nier:Gestalt? En Nier:Replicant juegas con un Nier joven y no salvas a tu hija, si no a tu hermana. Por lo demás el juego es idéntico en historia y personajes. Probablemente pensaron que un Nier papá sería más atractivo y rompedor que un Nier hermano. Yo desde luego lo prefiero, pero hubiese estado bien que, como en Japón, pudiésemos elegir qué versión de Nier nos gusta más (suponiendo que tuvieses ambas consolas, claro).
Ser o no ser bishōnen: ésa es la cuestión.
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