Parece mentira, pero la semiportátil de Nintendo ya lleva un año entre nosotros y muchas cosas han cambiado desde ese nacimiento con un sólo juego importante que mostrarnos. Como ya somos dos los miembros de staff que contamos con ella hemos decidido hacer una entrada conjunta para contaros nuestras experiencias.
Por mi parte (Twisen) ya habéis ido conociendo mi opinión en numerosos post de por aquí, entre ellos mis primeras impresiones de la consola, el análisis del Zelda, las primeras impresiones de Snipperclips o, más recientemente, del Mario.
Si las habéis seguido sabréis que, si bien fui uno de los compradores del primer día, mi opinión respecto a la consola siempre ha sido bastante crítica, sin entender muy bien a qué se debía esa euforia desmedida. En parte entiendo que la gente esperaba una nueva máquina a la altura de Nintendo, ya que con WiiU no supieron hacer nada a derechas.
En fin, que hace un año teníamos una consola, que ni era muy portátil, ni era muy sobremesa, y que sólo tenía un juego por el que mereciese la pena que, además, salía también para su antecesora. Porque señores, no tenía retrocompatibilidad, se anunció a bombo y platillo que su online sería de pago y gran parte de su catálogo refritos de WiiU. Lo que no se anunció tanto fue que las partidas guardadas quedaban encerradas en la escasa memoria de la consola, ni que seguiríamos sin un sistema real de biblioteca de juegos digitales.
Eso si, tenía dos mandos que son una auténtica maravilla tecnológica y desprenden amor de Nintendo por toda su superficie. Y ese juego que también salía para WiiU no era uno cualquiera, fue inmediatamente coronado como uno de los mejores de todos los tiempos. Link es mucho Link.
Pasaban los meses y poco a poco el catálogo se iba llenando, el público iba adquiriéndola y las tiendas no daban abasto. En el momento actual, con sólo un año de vida, ha superado las ventas globales totales de varias de sus antecesoras, en muchos mercados es la consola más rápidamente vendida, e incluso está ya superando las ventas de sus coetáneas en determinados países.
Todo esto ha hecho que las desarrolladoras se interesen, mucho, por volver al redil de Nintendo y rápidamente han empezado a anunciar desarrollos pasados, presentes y futuros que también se jugarán con los Joy-Con. Los juegos exclusivos han ido llegando, y cada uno que salía se convertía en otro sobresaliente para la colección.
Sin duda Link es mucho Link |
Sigue teniendo problemas, claro que sí: el online sigue yendo a ser de pago (aún no lo han hecho, pero en breve caerá), gran parte de su catálogo es multiplataforma con juegos más bien viejunos, no tiene trofeos, y sus versiones son más caras que las de la competencia (no me vale la excusa de que el cartucho es más caro que el disco, no es 10 o 15€ más caro), pero sigue arrasando allá por donde va.
Su futuro se plantea cada vez más abierto y lleno de posibilidades. Nintendo vuelve a permitirse lujos como Nintendo Labo, las cajas de cartón programables para los Joy-Con. Hagan lo que hagan tienen muchos bombazos preparados para seguir con Switch a velocidad de crucero y es que Metroid Prime 4 o Pokémon no son pesos ligeros precisamente. Pero es que hasta los títulos menores merecen la pena. Este año saldrán juegos de Yoshi o Kirby, que serán sencillos, si, pero muy disfrutables. Y, como ya hemos dicho, con un apoyo cada vez mayor de las third parties que ven un pastel muy jugoso al que lanzarse.
¿Qué ha vendido cuánto? |
Y lo último que espero no es de la propia Nintendo, sino de su competencia, y es que no vuelvan a asustarse, no vuelvan a adelantar sus generaciones por temor a la compañía de Kyoto, que asuman de una vez que juegan en ligas distintas y que no son competencia real. Lo ocurrido con PS4 y Xbox One, que fueron lanzadas a medio cocer sólo por querer destruir a WiiU, no puede volver a ocurrir, porque las propias máquinas nacieron muy mal pensadas, y con un par de años de auténtica carestía de juegos. Han tenido que ser sustituidas por nuevas versiones más potentes, en un movimiento ridículo que ha puesto de manifiesto, de nuevo, que nos vendieron versiones beta de sus consolas, algo que no ha beneficiado ni a las compañías, ni a los jugadores, ni a la industria en general.
En cuanto a mí (Schatz), aunque ya hace un año que Switch salió al mercado, no la compré hasta hace sólo un par de meses, por lo que no puedo hablar en tanta profundidad de ella como Twisen. Tampoco puedo comparar una gran variedad de juegos, ya que por el momento mi experiencia se restringe a dos de ellos. Aún así haré lo que pueda por explicar lo que os podéis encontrar.
Para empezar, decir que aunque era una máquina que tenía en el punto de mira desde hacía tiempo, me sorprendió gratamente en varios sentidos. Lo primero que me gustó fue la presentación minimalista del embalaje, ya que nada más abrirla sólo ves lo básico, pantalla y Joy-Con, y el resto de cosas (cables, dock, mando perrito, straps…) están en un compartimento. Al ser una consola pequeñita, me he permitido incluso guardar la caja, cosa que no he podido hacer con otras consolas.
En cuanto a la configuración, de nuevo grata sorpresa. Reservé media mañana para hacerlo, y no tarde ni 10 minutos, contando con los 3 que tardé en introducir la clave del wifi y otros tantos en encontrar la contraseña de la cuenta Nintendo. Porque una de las cosas que destaca, en general para bien, es su simplicidad. Mientras que en algunas cosas todavía no me aclaro con la PS4 que tengo desde el día de su lanzamiento (por falta de uso de ciertas opciones), en Switch tardé sólo unos días en verlas todas. Como personalmente no tengo ningún problema en que no tenga logros u otras opciones relativamente populares, y de hecho incluso lo agradezco, pues me parece que todo son ventajas. Pero ahí ya cada cual; sé que hay gente a la que esto le supone un contratiempo grave.
El manejo de la máquina en sí, inicialmente, me parecía como el de un juguete. Hacer el pin-pam-click y sostenerla entre las manos me dejaba la impresión de estar tratando con un trozo de plástico, la típica máquina que la abuela compra en el chino de la esquina con la mejor intención pero que no tiene nada que ver con la superconsola de última generación que realmente quieres. ¡Ojo, que lo digo en el buen sentido! No me da miedo cogerla como el portátil en el que escribo estas líneas o el móvil que uso; me resultaba precisamente un juguete con el que apetece hacer cosas.
Los Joy-Con me parecen una absoluta maravilla, aunque por desgracia no he podido probarlos en todo su esplendor (si dieran de inicio el 1, 2 Switch de igual manera que se daba el Wii Sports, pues otro gallo cantaría…). Ahora mismo no concibo jugar a The Binding of Isaac de otra manera que no sea compartiéndolos con mi hermano, y eso que hacerlo de esta manera deja algún botón importante en una posición un tanto complicada. Pero es tan pequeñito y ligero que cuando termino la partida y cojo el Dual Shock noto como si pesara dos kilos. Ahora, lo que no termino de entender es cómo usándolos los dos a la vez la batería de uno se me acaba antes que la del otro (no es un problema, pero veo que ocurre).
Usarlos con el mando perrito me parece también comodísimo: pese a las posiciones de los joysticks a diferentes alturas, no noto gran diferencia con un mando normal. Eso sí, cuando me haga con el machacabotones Bayonetta compraré un mando Pro para curarme en salud: las pruebas de estrés se las dejo a otros.
¿Y el resto de modos de juego? Pues bien, el modo portátil es simplemente perfecto. Cambiar de portátil a sobremesa y viceversa es sencillamente inmejorable, y las primeras veces lo haces sólo por gusto. Luego se te pasa la tontería, pero ya te has acostumbrado a empezar a jugar en la tele y al rato irte a otra habitación (no estoy hablando necesariamente del cuarto de baño) a seguir jugando en el modo portátil.
No, esto no se ve así de bien |
No obstante hay un modo que no me ha gustado nada. Me refiero al de usar la consola como un pequeño televisor y jugar varios jugadores a la vez. Lo intentamos una vez en The Binding of Isaac con desastrosos resultados. Para empezar, la pestañita que sostiene la consola es la cosa más cutre que he visto, da la sensación de ir a romperse de un momento a otro, y no quiero ni imaginarme jugar en un autobús o un avión como se dejaba entrever en el anuncio; lo más probable es que la consola salga disparada en algún momento. Y lo siguiente es la visibilidad: el modo portátil para una persona está muy bien. Separar la pantalla medio metro más ya obliga a forzar un poco la vista. Pero meterse a jugar dos personas así es simplemente imposible.
Por ponerle alguna pega más, voy a añadir que no me gusta que la consola se encienda (aunque luego quede en reposo) cuando la pones en la base. Me explico: si yo estoy jugando en portátil, apago, y la voy a dejar a su sitio, ¿por qué se enciende? Tampoco me hace gracia su escasa memoria, y aunque a día de hoy no me aproximo ni de lejos a saturarla, ya me he hecho con una microSD para curarme en salud. Y desde luego, me mosquea bastante que algunos juegos no permitan los clips de video que tan fáciles son de grabar; os estáis perdiendo momentazos de The Binding of Isaac.
Tal y como se miran, alguna están tramando |
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