Ya sabéis que por aquí somos mucho de traer cosas antiguas aprovechando que se anuncian juegos nuevos. No es lo ideal, desde luego, pero teniendo en cuenta que tenemos relativamente poco recorrido en análisis, tenemos que dejar sentadas las bases de una saga antes de hablar de las nuevas entregas, que al ritmo que vamos cada día se hace más probable que veáis al poco de su lanzamiento. Esperamos que The Banner Saga 3 sea uno de estos últimos, así que, mientras tanto, aprovechemos para analizar sus otras dos entregas.
The Banner Saga fue toda una sorpresa para mí. Ya le tenía echado el ojo desde los primeros tráileres, pero nunca esperé que fuera a gustarme tanto. Porque una cosa es ver un vídeo requetebonito con su música nórdica, y otra muy distinta jugarlo. Aquí uno descubre dos cosas. Lo primero, que está en inglés (o mejor dicho, lo estaba; actualmente ya se encuentra traducido). Y lo segundo es que integra varios tipos de jugabilidad de una forma poco usual.
Por un lado, tenemos la parte principal del juego, la que nos cuenta la historia. Estamos hablando de algo así como una novela gráfica: se nos presenta la historia en una serie de textos, por los cuales iremos avanzando eligiendo entre diversas opciones, mientras de fondo veremos unas magnificas ilustraciones de los implicados en las mismas. Es la parte realmente importante, ya que no sólo nos introduce en la trama, sino que tiene una gran importancia para todo lo demás. Por ejemplo, en estas conversaciones o situaciones es cuando se decide que personajes viven y cuales mueren.
En un segundo nivel tenemos la caravana. Debido a una serie de acontecimientos que conllevan caos, destrucción, y todas esas cosas que ocurren cuando el sol se detiene en medio del cielo y unos seres oscuros invaden tu plano existencial, la aventura transcurre como una huida. Durante los largos días que dura la aventura, nos moveremos entre poblados arrastrando con nosotros un ejercito de guerreros humanos, Varls (unos gigantes inmortales con cuernos) y un número de civiles que no hará más que crecer.
Evidentemente, toda esta gente come, y mantenerlos con vida es una misión importante… en teoría. En la práctica, el hecho de tener más o menos personas en nuestro grupo no tiene apenas efecto. Sin embargo, mantener la moral alta (básicamente darles de comer y tenerlos contentos) dará un pequeño bonus al principio del combate, aunque no es especialmente importante.
Por último, tenemos el tercer nivel: los combates. En este punto tenemos unas peleas por turnos en un tablero en el que cada contrincante mueve un personaje por tanda. Antes del combate seleccionaremos a dichos personajes, los cuales tienen distintas estadísticas de ataques y movimientos que se mejoran subiéndolos de nivel, y cuyas habilidades serán importantes para nivelar el combate. Hay arqueros, tanques, magos… Se añaden con la historia, vienen y van en función de nuestras elecciones. Por tanto, no hay que preocuparse por si caen heridos en combate, aunque ello implicará que para volver a usarlos tenemos que hacer descansar la caravana varios días, con el consiguiente gasto de víveres.
Como podéis ver, es un juego complejo en conjunto, pero que según se nos presenta es fácil de jugar. Pocas veces habrá que repetir un combate, pero lo de quedarnos sin un personaje por una mala elección… Excepto un puñado de protagonistas (menos de los que podría parecer en un principio), el resto son totalmente prescindibles. El mayor pero es que, como suele ocurrir, las elecciones no tienen un gran peso en la historia. Hay ocasiones donde te quedas con ganas de probar algo, pero si le das un segundo tiento descubres que nada cambia, a lo Telltale.
No digo con esto que no apetezca rejugarlo. De hecho, estoy deseando que salgan las tres entregas en formato físico para Switch (con libro de arte y banda sonora, por favor), ya que dejarse llevar por ese mundo es toda una maravilla. Tanto durante las escenas de dialogo como en el viaje en caravana se nos muestran unas ilustraciones hechas a mano que son totalmente deliciosas. En los combates también se nos enseñan distintos escenarios y unas animaciones geniales, pero no destacan tanto (en especial porque el combate ya es suficientemente entretenido).
Sólo hay algo que pueda hacer sombra a esos gráficos, y es la música. El resto de apartados no flaquean en absoluto, son geniales, pero su brillo se debe en parte a la ambientación. Y si los dibujos son preciosos, lo que nos sumerge en la cultura nórdica por completo son esas melodías, que ponen en situación combates, viajes, conversaciones y todo lo que ocurra durante el juego. No pasa desapercibida, desde luego.
Creo que con todo lo dicho queda más que claro que es un juego totalmente recomendado. No hay nada que debiera echaros para atrás ahora que la cuestión idiomática está resuelta. Ya merece la pena por su precio habitual, pero dado que no resulta nada raro encontrarlo con rebaja lo podréis adquirir barato si lo compráis en el momento oportuno. The Banner Saga es uno de esos juegos que empezó en Kickstarter y ha acabado en lo más alto de nuestras listas.
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