Dentro de la gran variedad de juegos que os hemos dejado por
aquí estos últimos años, uno de los géneros que más ha escaseado es el de los
“walking simulator”, como se ha dado por llamarlos. Estamos hablando de
aquellos videojuegos que básicamente se limitan a contarnos una historia con
unas opciones jugables mínimas. Es un género interesante que se mueve en el
espacio entre película y videojuego: experiencias que no funcionarían como
película porque requieren ese toque personal e íntimo que le da el control del
personaje, pero que tampoco llegan a ser videojuegos (si usáramos la palabra en
un sentido restrictivo) por ir tan “sobre raíles” que apenas permiten variación
de una partida a otra. Si algunos de estos juegos ha cosechado un aluvión de
criticas positivas estos últimos años ha sido What Remains of Edith Finch, que
por fortuna hemos podido disfrutar gratis gracias a Epic.
Uno de los juegos a los que más me ha recordado What Remains of Edith Finch ha sido Gone Home. Partimos aproximadamente de la misma premisa: llegamos a una casa vacía y a medida que la vamos explorando vamos descubriendo la historia de sus habitantes y de nosotros mismos. Sin embargo, la forma de contarla en What Remains of Edith Finch mejora de largo la de Gone Home, centrándose en lo esencial (¿para qué diantres querría nadie coger e interactuar con todos los objetos de una casa si apenas unos cuantos contienen información?) y añadiendo nuevas formas de “jugar” más allá de leer notas.
Nuestra protagonista, Edith Finch, va contándonos cosas
según avanzamos, y si bien es cierto que lo que nos dice aparece siempre escrito
en pantalla (una buena ayuda al estar el audio únicamente en inglés) el texto
está integrado en el escenario. Nos enfoca a donde tenemos que mirar y
desaparece arrastrado por el aire cuando nos acercamos. No suena a algo
innovador, pero hay que verlo para apreciar lo bien hecho que está. Así conocemos la motivación de Edith para
volver al extravagante hogar donde pasó la mayor parte de su corta vida.
La casa está llena de pasadizos y recodos secretos que
conectan una habitación con otra. Por fortuna, ya que la mayoría de las
habitaciones están selladas (literalmente). Lo cierto es que si vista desde
fuera parece que se vaya a caer a trozos, por dentro es una delicia. Cada dormitorio
tiene la esencia del personaje que la ocupó, tanto en decoración y objetos como
en mobiliario. Las habitaciones de los niños con pasarelas, pósteres y hasta un
rocódromo para subir a otro piso son lo que todos habríamos querido hace unos
años (o incluso ahora, por qué ocultarlo).
En cada una de las salas encontraremos notas, libros u otras
cosas que nos contarán la historia de los miembros. Ésta es precisamente la
parte mejor resuelta del juego: si en la mayoría de obras de este tipo nos
limitaríamos a leer lo que pone y reproducirlo en nuestra cabeza, aquí tenemos
distintas formas de introducirnos en la vida de esta buena gente. No pretendo
hacer spoilers porque lo bonito es encontrárselo, pero para que os hagáis a la
idea, a grandes rasgos tenemos desde jugar en una bañera mágica (mi favorita) a controlar
distintos animales. Una variedad enorme hecha con un encanto máximo.
La historia en conjunto no sólo consiste en las partes individuales
de cada personaje, sino en la relación que tienen entre ellos. Aunque no
parecen muy entrelazadas (lo están, pero ciertamente las partes individuales no
están interconectadas: cuando juegas una de las partes no ves a los otros
personajes), sí caminan todas en la misma dirección. Y esa dirección es la de
causarte una pena terrible. Porque anda que no ocurren desdichas en esa familia,
a cada cual más catastrófica que la anterior.
Sumergirte en ese ambiente depresivo es una acción conjunta
de la historia, la ya mencionada ambientación de la casa abandonada y el
apartado sonoro. La voz de Edith nos transmite constantemente melancolía y
tristeza: descubre ahora una historia familiar prácticamente tabú, de la cual
le hubiera gustado conocer más detalles a pesar de lo que ello hubiera podido
implicar. La música tampoco pasa desapercibida, reforzando cada una de las tramas
que recorremos (la elección del Vals de las flores de Tchaikovsky en la escena de la bañera
es francamente fabulosa).
What Remains of Edith Finch es un juego que me ha
sorprendido para bien. Personalmente, esperaba encontrarme un juego similar al
ya mencionado Gone Home, con una trama de fondo que no estuviera mal pero con
una jugabilidad que no terminaba de favorecerla. Sin embargo, he de reconocer
que la historia es mucho más bonita de lo que había pensado y que la
jugabilidad a superado muy de largo todas mis expectativas. No pensaba empezar
tan fuerte al estrenar el sistema de valoración que introducimos hace poco por aquello de dónde ir poniendo los límites,
pero no puedo no reconocer que pienso que todo aquel que tenga consola o pc debería probar esta maravilla, que
puede encontrarse rebajada habitualmente por un precio más que razonable.
Imprescindible.
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