Como estaréis viendo los que leáis nuestros análisis con regularidad, últimamente estoy tirando mucho del catalogo de juegos regalados por Twitch Prime. No es que no tenga juegos en Steam, donde aproximadamente una tercera parte de mi biblioteca no ha sido ni tan siquiera instalada alguna vez, sino porque entre los juegos de las suscripciones de los últimos meses encuentro muchos llamativos y de escasa duración que me apetece jugar en estos momentos en los que Nioh se me está atragantando (esperaré a avanzar un poco más antes de hacer el análisis) y otras obras están resultando ser más largas de la cuenta. Así pues, uno de los últimos juegos que acabo de terminar ha sido Manual Samuel, una obra que no conocía y que pese a su originalidad no ha terminado de despuntar.
Encarnamos a Samuel, un niño de papá al que le sale el dinero por las orejas. Un cretino que solo piensa en sí mismo y no sabe hacer nada solo. El caso es que este tipejo irritante muere (pasa al principio, así que no lo consideramos spoiler) y va al infierno. Sin embargo, la Muerte está graciosilla y decide entretenerse un rato dándole una oportunidad: si aguanta con vida un día entero haciéndolo todo por sí mismo, le dejará vivir. El truco está en que todo significa todo.
Samuel tiene que mantener su columna en equilibrio, poner un pie detrás del otro para caminar, parpadear, respirar... Cada acción será un suplicio, evidentemente. Lo normal hubiera sido que Samuel se quedara en la cama luchando por respirar y no tragarse la lengua, pero resulta que hay que ir a trabajar. Así que entre eso y que la Muerte, un esqueleto con la personalidad y el atuendo de un quinceañero, no para de liarlas pardas mientras intenta hacer backflips con su patinete, pues la cosa no tarda en desmadrarse.
Manual Samuel está pensado para ser jugado con mando, aunque he de confesar que yo lo he hecho con teclado. Y efectivamente fue un error: el control con teclado es incómodo y no funciona bien en algunos momentos en los que hay que apretar muchos botones a la vez (el último movimiento del juego me resultó imposible hasta que conecté un controlador).
Sin embargo, aunque la jugabilidad es curiosa en comparación con otros juegos, no puedo decir que sea su punto fuerte. Lo mismo ocurre con su apartado gráfico, que se sale de lo habitual y se acerca más a lo visto en aventuras point-and-click, o con las voces de narrador y personajes, o con su peculiar sentido del humor, que no hace que te mueras de risa pero tampoco da vergüenza ajena como ocurre en los casos en que se fuerza más de la cuenta.
Manueal Samuel deja un buen sabor de boca como conjunto de todo lo mencionado. Sin embargo, su mayor problema es también ese, el conjunto. Por ejemplo, la historia deja con ganas de más; desarrollar más los personajes y llevarlos a situaciones aún más absurdas habría sido ideal, pero nos habríamos chocado con la necesidad de volver a repetir hasta el infinito acciones ya vistas anteriormente como caminar y parpadear. Los chistes y gags se hubieran podido afinar más, pero también hubieran podido salir demasiado forzados, o haber resultado todo demasiado pesado.
Manual Samuel acaba siendo un juego demasiado contenido por sí mismo como para despuntar, pero a su vez se aleja de la mayoría de los juegos vistos. No me terminaría de convencer por los 10 € que vale habitualmente, pero con una rebaja (o gratis, como ha sido el caso) sí merece una oportunidad.
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