La caducidad de los puntos Nintendo deja mucho que desear, y si bien los de Platino pueden dejarse correr tranquilamente (total, para un fondo de pantalla...) los de oro valen unos centimillos que te puedes ahorrar en la siguiente compra. Así que para evitar perder unos cuantos euros me puse a revisar la tienda hasta encontrar algo en lo que gastarlos: hasta llegar a dar con Rampage Knights.
He de decir que me decidí por este juego y no por otros de los que tenía en mente porque nos permitiría sustituir durante un tiempo a The Binding of Isaac. Sin embargo, y por comenzar con la única pega que le veo a Rampage Knights, esto pronto dejo de parecer posible, ya que mientras que el primero tiene una cantidad de contenido bestial, en este último es demasiado escaso. Existen una decena de armas, otras tantas pociones, algo de equipamiento y pocos más efectos sobre el personaje. Tampoco se van añadiendo niveles al juego a medida que mejoramos, de tal manera que es relativamente fácil pasárselo, aunque con las distintas dificultades y modificadores de juego la cosa se complica más.
Siendo ése el principal problema que le saco, el no poderle sacar las 300 horas que le llevo al Isaac, comienzo ahora con todo lo bueno. Rampage Knights es un beat'em up medieval-fantasticoide con un claro enfoque cooperativo: puede jugarse bien en solitario, pero con dos jugadores es cuando se le saca todo el partido. Encarnamos a unos personajes que están perdidos en un bosque mágico cercano a un castillo y del cual tenemos que tratar de salir al tiempo que nos hacemos ricos.
Comenzamos en un campamento en el que encontramos tanto un pequeño campo de entrenamiento donde probar los movimientos como distintas formas de modificar nuestros personajes (clase, aspecto y gorrito) y alguna otra cosa. A medida que jugamos vamos consiguiendo desbloquear aspectos, clases y modos de juego.
Una vez que salimos del claro lo que nos encontramos es una mazmorra dividida en zonas (el bosque y las distintas zonas del castillo) que se genera uniendo aleatoriamente habitaciones de distintos tipos con enemigos muy variados. Los enemigos son uno de los puntos fuertes del juego, ya que son muy dispares, yendo desde esqueletos a demonios, hombres con cabeza de caballo, pollos gigantes, péndulos amorfos u ojos láser. Tampoco podemos dejar de lado el tipo de habitación, ya que de ello depende cómo afrontar cada situación.
Para enfrentarnos a estas amenazas disponemos tanto de nuestras armas de mano como de hechizos, armas arrojadizas y compañeros. Los movimientos son fáciles, y los objetos se pueden soltar e intercambiar con el compañero dando así lugar a estrategias sobre qué llevar y quién lo lleva. Cada tipo de enemigo nos obliga a emplear una táctica distinta, como romper el escudo de aquellos que lo llevan o rodar ante proyectiles que nos lancen.
En el escenario encontraremos objetos que se pueden romper para obtener monedas o comida con la que regenerar la salud y también otros que resultan peligrosos (agujeros, pinchos, etc.). Además existen cofres que tendremos que abrir con un gracioso minijuego que imita a una ganzúa y personajes que nos venden cosas, así como altares en los que obtener ciertas ventajas. O efectos negativos, que también los hay. Borracheras, caras de culo, muebles que cobran vida, barriles que caen del cielo... las maldiciones, enfermedades y demás efectos negativos son muy variados y le dan más profundidad al juego al venir muchas veces asociados a efectos positivos.
La jugabilidad es divertida y frenética con todos los personajes, siendo más que interesante probar distintas combinaciones (brujo y pirata es nuestra favorita en el modo normal, mientras que en otros como Bombo-rama el asesino es más que recomendable). Las salas se van complicando a medida que avancemos, pero como a la vez conseguimos mejoras que nos permiten afrontarlas mejor, las habitaciones en las que caen tandas y tandas de enemigos resultan muy divertidas. Además, cuando uno de los personajes muere queda como fantasma que puede molestar a los enemigos hasta que el otro jugador reúne 10 almas para resucitarlo. En algún momento he llegado a pensar en él como si fuera un juego de recreativa.
Por último, como es costumbre, el apartado audiovisual. En lo sonoro lo más llamativo no son ya las músicas (que simplemente cumplen) sino los efectos de sonido, que son especialmente graciosos. Pero lo más llamativo en cualquier caso es el aspecto visual: tanto los escenarios como los personajes y enemigos tienen un diseño fascinante, muy distintivo, que nos ha gustado mucho.
En definitiva, Rampage Knights es un gran juego y muy recomendable. Sin embargo, si es cierto que su defecto de tener una duración reducida (aunque puede alargarse varias decenas de horas si se busca conseguir todos los logros) puede pesar en su contra frente a alternativas de su mismo rango de precio como puede ser Enter the Gungeon. No obstante, si tenéis la ocasión de echarle el guante, es una opción que os entretendrá durante un buen rato.
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