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[Análisis] Shadow Warrior

Hace unas semanas os traíamos, coincidiendo con la posibilidad de conseguir completamente gratis la edición especial del remake de 2013, el análisis de Shadow Warrior Classic Redux, el festival de gore retro de Devolver Digital. Ya entonces os prometimos (mejor dicho, prometí) un análisis de ese juego; pues bien, aquí lo tenéis. Eso sí, advertiros de que no será un análisis extenso: las novedades respecto al original son pocas más allá de gráficos e historia, y repetir lo ya dicho es innecesario. Aclarado esto, al lío.


En este remake/precuela/reboot encarnamos a Lo Wang, asesino a sueldo de Zilla Enterprises, contratado para comprar la Nobitsura Kage, una katana con un poder inimaginable. Como no podía ser de otra manera, todo se desmadra, y Wang acaba teniendo que enfrentarse a hordas de demonios y golems para cumplir con su contrato. Este apartado, la historia, es uno de los puntos negativos del título: corta la experiencia de juego con scripts y cinemáticas que ahondan en una trama que no engancha, no porque no sea buena (es salvable, de hecho), sino porque al jugador no le interesa. Aquí hemos venido a desmembrar machacas a katanazos, no a ver Tigre y Dragón.

El arsenal se compone de siete armas, todas ellas mejorables (la katana se mejora sola al avanzar en la historia): desde un revólver hasta un bazooka, pasando por escopeta, ballesta y la siempre fiable UZI.  Todo ello para que te lo goces como quieras en combate. Además, el uso de distintos combos permite aumentar el multiplicador de karma (experiencia), de modo que cuanta más variedad y mejores ataques hagamos, más experiencia conseguiremos para potenciarnos.

Aunque la reina de la fiesta es la katana, para qué engañarnos.

Y llegamos al segundo y, para mí, mayor punto negativo del juego: los árboles de mejoras. Hagamos cuentas: cada arma tiene tres mejoras disponibles (más compra de munición aparte), a una media de 2500 monedas la mejora; seis árboles de habilidad, a seis habilidades por árbol, desbloqueables al subir de nivel; y cuatro árboles de poder, a cinco poderes por árbol, adquiribles con los cristales de ki escondidos en cada nivel. Una cantidad ingente y agobiante de mejoras de las que, como en todo hack & slash, acabarás usando dos o tres. Creedme cuando os digo que, pasado el primer tercio de juego, dejaréis por imposibles tanto los poderes como mejorar todo el armamento, y tiraréis de katana y UZI.

La forma de presentar dichos árboles es genial, eso sí.

Gráficamente el juego es una delicia, aunque un tanto escaso siendo del año que es. Tiene algún problemilla de popping y algunas texturas no cargan todo lo bien que deberían, pero no es nada que arruine la experiencia. La banda sonora, sin ser algo brillante, mejora notablemente el conjunto, especialmente en los combates.


En definitiva, Shadow Warrior, aunque lastrado por los excesos en lo referente a mejoras y por el empeño en dotarlo de una historia compleja que no le hace ninguna falta, es un juego tan adictivo como entretenido. un mata-mata de los de toda la vida con el que pasar los ratos muertos.

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