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[Análisis] The Deadly Tower of Monsters

El cine de serie B siempre ha tenido su público, pero desde hace unos años estas películas han experimentado un boom con producciones archiconocidas como Sharknado. Miramos con espanto aquellas películas en blanco y negro con monstruos de plastilina colgados de cuerdas y una cantidad ingente de defectos especiales (que a día de tampoco es que se diferencien demasiado del resto de producciones de la misma época), pero no podemos negar que tienen su gracia. Ese es el hueco en el que se mete The Deadly Tower of Monsters, una obra parodia que reúne todos los tópicos del género y los junta en una aventura de humor.


Si algo hace realmente único The Deadly Tower of Monsters es ese trasfondo. Hemos visto videojuegos de muchos tipos, pero este se esfuerza en ser único. Para ello, toma la forma de una película de serie B que, en su paso a DVD, incorpora los comentarios del director, que funcionará como narrador de la historia. Durante sus aproximadamente cuatro horas de duración, este incansable apuntador nos irá mostrando todos los pormenores del largometraje: protagonistas, enemigos, decorados, técnicas... Todo con un toque cómico muy refrescante que se nota desde el propio menú principal.

Este narrador, esta forma de enfocarlo, es el mayor acierto de un juego que no destaca en ningún apartado en concreto, pero tampoco lo busca. Gráficamente está a un nivel más bien bajo, pero es que tampoco necesita más. Sabe disfrazar la carencia de potencia con una cámara en tercera persona no está tan cerca como para apreciar detalles y una historia que justifica e incluso favorece el apartado más flojo. Por ejemplo, los enemigos se mueven a trompicones emulando las películas de la época que se hacían con muñecos en stop motion.


A nivel de jugabilidad encontramos más de lo mismo. No es nada nuevo, pero cumple bien. A pesar de que la historia parte del cliché de un único y viril protagonista perdido en el espacio, no tardaremos en incorporar a su compañero robot y a una joven en apuros entre los que podremos cambiar en nuestra partida. No hay diferencias entre ellos más allá de algunas habilidades especiales que necesitaremos puntualmente, por lo que rotar entre unos y otros cuando queramos será una forma de hacerlo menos monótono. Sin embargo, si es cierto que se hace raro tener seleccionado a uno de ellos y que el protagonista de la siguiente cinemática sea otro, a pesar de que suponemos que avanzan los tres juntos.

Así mismo, dispondremos también de una amplia variedad de armas, que abarcan desde clásicas pistolas láser o espadas a todo tipo de frikadas introducidas aprovechando la absurdez conceptual de la película, como una rana que escupe moscas o un látigo láser. Todas pueden ser mejoradas si reunimos los materiales necesarios, lo que junto con algún que otro coleccionable nos animará a explorar más unos escenarios por lo general no demasiado abiertos (al menos en el plano horizontal).


Tendremos además multitud de enemigos para usar como blanco de dichas armas. La historia supone un repaso a todos los tópicos del género, así que tenemos simios, dinosaurios, aliens, robots, hombres mosca, clones, monstruos eléctricos, hormigas gigantes, camaleones mecánicos gigantes, pulpos gigantes, monos gigantes... Un variado, vamos.

¿Absurdo? ¡Por supuesto! Es buena parte de su encanto. Lleva el despropósito de los guiones a su máximo exponente y nos permite disfrutar al máximo a todos los niveles. Jugamos a repartir cera entre bichos cutres, nos lo pasamos como enanos con lo improbable de la historia, y nos reímos con las explicaciones del director sobre cosas que vemos, como pueden ser los subtítulos, las ambientaciones extrañas, y el villano tuerto. Y cuando el juego atraviesa la cuarta pared, ya es la apoteosis.


Recomendar un juego así siempre tiene sus riesgos; el cine de serie B tiene un número de fans nada desdeñable, pero no todo el mundo disfruta por igual de esas obras. Pocos captarán las miles de referencias incluidas, comenzando por el cartel inspirado en Planeta prohibido (si, con Leslie Nielsen de protagonista), pero tampoco hace falta. The Deadly Tower of Monsters supone un soplo de aire fresco que resulta difícil rechazar para todo aquél que busque algo de originalidad.

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