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[Análisis] In Between

Todavía con la resaca del E3, que nos dará para un buen tiempo, toca ir regresando a la normalidad (dentro de lo posible). Y volvemos bien fuertes, con uno de esos juegos indie que nos gustan y que además fue ampliamente premiado en su momento. Lanzado en 2015, escapó de mi radar indie durante un tiempo; pero nada puede ocultarse de mis indi-poderes indefinidamente. Nada. Así que, señoras y señores, ¡les presento In Between!


In Between es un juego de puzzles con unas mecánicas simples pero con unos niveles excepcionalmente bien diseñados que las aprovechan al máximo incluyendo diversos elementos. Mientras que con una cruceta de controles manejaremos a nuestro protagonista, del cual hablaremos más adelante, con la otra invertiremos la gravedad en cualquiera de las 4 direcciones posibles. De esta forma no solo podremos andar por paredes y techo para esquivar los obstáculos, principalmente pinchos o bloques que se desplazan con la gravedad, sino que también permiten mover cajas con las que abrir compuertas o iluminar el camino. Ojo, que en el trailer se ve muy fácil, pero una vez que superamos el tutorial tendremos que pensar cada movimiento al milímetro antes de hacerlo.

En ese sentido, aunque es necesaria cierta precisión en algunos casos, no estamos hablando de algo del estilo Super Meat Boy donde una décima de segundo de más pulsando el botón te lanza a la muerte. Lo importante es tener la idea clara, y si bien en ocasiones aisladas podemos tener que repetir una zona por pasarnos de frenada, esto no será lo habitual. Además, en las zonas más largas contaremos con un punto de guardado a la mitad para no tener que repetir un gran número de veces una zona que ya nos hemos pasado.


Tenemos un total de 60 escenarios divididos en varias fases, aunque no será necesario pasarnos todos para avanzar por la historia; en cada una de las fases podremos saltarnos los últimos niveles (los más difíciles) y continuar con la siguiente para volver sobre ellos cuando nos veamos con fuerzas suficientes. Cada fase (negación, ira, negociación, depresión y aceptación) tiene una dificultad añadida propia. En ira tendremos que esquivar enormes bolas de fuego. En depresión tendremos que evitar a toda costa quedarnos a oscuras. Y en negociación contaremos con un doble que reacciona de forma opuesta a nuestro protagonista. Estas temáticas aportan un toque curioso en consonancia con la historia, que añade variedad a un juego que se vería repetitivo en caso de no contar con ellas.

Hablando de las fases, como hemos comentado van a juego con la breve pero intensa historia de un pobre hombre con cáncer que ve como poco a poco su mundo se derrumba hasta llegar a su punto y final. Es cierto que un juego de puzzles no necesita historias, pudiendo prescindir de ellas sin problemas y dar juegazos como The Bridge, pero hay que reconocer que le añaden un toque al juego, una pizquilla de interés que nos permite descansar tras habernos pasado unos cuantos niveles seguidos como ya ocurría en Braid, juego con el que también guarda un gran parecido a nivel estético. La historia se nos presentará principalmente en cortas introducciones en las que veremos fragmentos del pasado de nuestro protagonista, pero también en viñetas aisladas que podremos desbloquear dentro del juego que abordan las distintas etapas por las que pasa al verse obligado a afrontar su propia muerte.


El estilo artístico, si bien no es el punto más importante del juego a mi juicio, tiene esa delicadeza que hace que entre por los ojos. Como decíamos se asemeja al visto en juegos como Braid aunque con un toque algo más adulto. Dibujos hechos a mano que resaltan especialmente en las tomas de historia, donde además vemos efectos de desvanecimientos o reconstrucciones que subrayan los cambios que se dan en la mente del protagonista. La banda sonora, si bien en ocasiones puede pasar desapercibida, cumple también a la perfección.

En conclusión, nos encontramos ante un gran juego para los amantes de los puzzles. Una obra que destaca por el diseño de sus niveles potenciado por un apartado artístico que a pesar de no ser novedoso nunca termina de cansarnos. Aunque no siempre son una garantía, sus múltiples premios avalan que en esta ocasión hay que tener muy en cuenta este videojuego para disfrutar estrujándose las neuronas durante un rato.

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