Volvemos
con un juego "antiguo", y de nuevo para hablar bien de él. Sí, puede
que no sea la mejor manera de comenzar un análisis, pero ya que estamos hablando de videojuegos que tienen unos cuantos años, mejor traer aquellos
de los que guardamos un buen recuerdo que coger el primero que nos encontremos
por Steam y dejarlo en un "pues ni fu ni fa, tiene cosas buenas y cosas
malas".
Hoy hablaremos de To
the Moon, una obra que a pesar de tener algún que otro aspecto bastante
mejorable, no podemos dejar de recomendar. Aunque aquí sí que hay que hacer
alguna puntualización: To the Moon es
casi únicamente historia con una banda sonora magnífica. No hay una gran
jugabilidad detrás, ni gráficos que dejen con la boca abierta, ni unos puzles
que sean algo más que una forma de romper la monotonía de un simulador de
paseo. Hay juegos que consiguen mezclar todos estos elementos (probablemente
hable de alguno de ellos en futuros análisis), pero To the Moon no es uno de ellos. Y hay que ser consciente que este
tipo de obras no divierten a todos los jugadores, y hay quien puede llegar a
aburrirse pese a la corta duración del juego (unas 4 horas).
Pero supongamos que eres de los que gustan de un buen
"simulador de paseo" (como se ha dado últimamente por llamar a este
tipo de juegos) de vez en cuando. ¿Qué aporta To the Moon? ¿Qué lo hace
diferente?
Pues bien, en este juego encontramos una historia principal muy
emotiva con tintes realistas dentro de otra historia marco de algo semejante a
ciencia-ficción. Durante el mismo controlaremos a los doctores Neil Watts y Eva
Rosalene, dos jóvenes que trabajan para una empresa con una curiosa forma de
ganar dinero: cumplir los últimos deseo de la gente y que así se puedan sentir
realizados antes de morir. O algo así... ya que esto ocurre sólo dentro de su
cabeza. SigCorp tiene una máquina y unos procedimientos que permiten adentrarse
en la mente de una persona para ir saltando de recuerdo en recuerdo hacia el
pasado hasta enlazar con recuerdos infantiles. De esta manera conectan el
"yo presente" que tiene el deseo claro con el "yo pasado",
de forma que el primero convence al segundo de que tiene que hacer lo que sea
necesario para cumplir ese sueño.
Realmente es algo más complejo, ya que como se recalca
durante el juego no hay un "yo presente" o "yo pasado",
sino algoritmos que recrean la personalidad de esa persona conforme a sus
recuerdos y que luego se cargan en la mente del paciente. Aunque a priori puede
parecer un poco lioso, durante el juego está lo suficientemente bien explicado
para que se entienda bien.
Volviendo a la historia, al Dr. Watts y la Dra. Rosalene se
les ha encomendado una tarea aparentemente no muy complicada. Deben
introducirse en la mente de Johnny, un anciano al borde de la muerte, y hacer
realidad su último deseo que consiste, ni más ni menos, en ir a la luna (de ahí
el título del juego). Sin embargo, y sin entrar en spoilers, la tarea se
complica porque ni tan siquiera el propio Johnny sabe por qué tiene esa fijación por este objetivo.
Aunque para eso están nuestros buenos doctores, que presumen
de ser los mejores. Neil es un joven cabezaloca de tendencias extremadamente
frikis (veremos incluso algún que otro kamehameha) con un extraño sentido del
humor que aporta un toque cómico refrescante e imprescindible en este juego. En
contraposición a este personaje, Eva es más seria y centrada, por lo que el dúo
se complementa a la perfección.
En cuanto al tercero en discordia, Johnny, es el auténtico
protagonista de la historia. Desde el momento en el que entramos en su mente
iremos descubriendo su personalidad, sus gustos, y especialmente su motivación
para actuar de la forma en que lo hace. Sobre todo, nos interesará profundizar
en la relación con su difunta esposa, River, ya que desde el mismo principio
queda claro que toda su vida ha girado en torno a ella.
Con todas estas premisas se puede caer fácilmente en el error de pensar que lo único que vamos a ver es la vida de un hombre agonizante, que por muy interesante que pueda ser no aportará especialmente interesante. Ahí es donde entra el factor SigCorp: no es un simple paseo, tenemos que ir descubriendo esa historia y lo que es más importante, cambiarla. Tendremos tensión, misterio, y unos giros argumentales que nos dejarán patidifusos en más de una ocasión.
Desgraciadamente, no todo es tan bueno como la historia. Como decía al principio, la jugabilidad es meramente anecdótica. La forma de ir saltando de un recuerdo a otro será buscar una serie de enlaces, todos fáciles de encontrar (ayuda que los escenarios sean muy pequeños). Con ellos resolveremos un minipuzzle para activar la máquina, lo cual no nos llevará más de medio minuto... y ya.
El otro punto flojo, probablemente más que la jugabilidad,
es el diseño gráfico. Entendemos que la estética pixel es ideal para este tipo
de juegos en los que lo importante es la historia, pero seamos francos: hay
casos en los que no se hace del todo bien, y en mi opinión este es uno de
ellos. En un principio no lo notaremos demasiado, y hay escenas que veremos realmente muy bonitas, pero siendo un poco objetivos veremos que es más por efecto de la historia que de los gráficos. Lo notaremos especialmente en los entornos de la casa donde da comienzo el juego: no es feo, pero lo vemos un tanto difuso. Resulta muy frustrante ir caminando y quedarte atascado casi
constantemente en obstáculos que no son en absoluto evidentes (¿a quién se le
ocurriría pensar que en medio del campo no puedes pasar por encima de unas
simples flores o un arbusto que no se diferencia de un matojo de hierba?). Esto se intensifica por unos controles muy groseros, aunque por fortuna también podemos manejarlo exclusivamente con el ratón y evitar alguno de estos problemas. No son cosas que
afecten a la historia, desde luego, pero si deslucen un juego muy bonito en
otros aspectos y que se podía haber redondeado en este sentido.
Eso sí, si el apartado gráfico decepciona bastante, la banda sonora es espectacular. Acompaña en todo momento lo que vemos, desde las partes más cómicas a las más dramáticas, llegando a convertirse en una de las grandes protagonistas del juego. Melodías por lo general sencillas pero que muestran a las claras el sentimiento principal de la escena, con una mención especial a la melancólica música principal del juego.
To the Moon es sin lugar a dudas un juego diferente. Está centrado en hacer sentir, por lo que la música y una historia a base de diálogos que se centra en el descubrimiento de las emociones de otras personas, juegan un papel protagonista en él. El guión es digno de elogio, ya que además sabe romper con la intensa carga emotiva en los momentos justos para no resultar cargante o lacrimógena sin motivo, aportando toques cómicos que le sientan muy bien. Aunque como hemos dicho flojea en el apartado gráfico y en el jugable, al ser aspectos secundarios no impedirán que este videojuego logre su cometido sin problemas.
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