Una de las grandes cuentas pendientes de este blog es analizar EL shooter looter por antonomasia: la saga Borderlands. Sí, es cierto que tenemos Tales from the Borderlands, pero eso no cuenta. Dicha deuda la pagaremos en septiembre, por razones que no tienen nada que ver con aprovechar el boom y el ansia de la tercera entrega. Pero por ahora, y para abrir boca, baste este brevisísimo análisis del nuevo y flamante DLC de Borderlands 2: Commander Lilith & the Fight for Sanctuary. Brevisísimo porque seis horas de tiros dan para lo que dan, y porque si no habéis jugado a la entrega principal, alargarnos implicaría barra libre de spoilers.
Tras lo acontecido en Borderlands 2 (y al final de Borderlands: The Presequel), Sanctuary es atacada por Hector y sus tropas de neopandorianos, y por si eso no fuera suficiente, rocía los alrededores con un gas que convierte a todo bicho viviente en plantas asesinas. Lilith, Mordecai y compañía se ven obligados a abandonar la ciudad y buscar un nuevo refugio desde el que iniciar el contraataque... vía buscacámaras.
Como DLC, todo lo bueno que tenía el juego base lo mantiene: personajes descacharrantes, mala baba, un volquete de armas y enemigos (los mismos de siempre, pero en modo ficus)... en ese sentido, todo sigue igual que siempre. Pero claro, alguna novedad tienen que meter, y aquí entran no sólo los jefazos, sino nuevos tipos de armas, y alguna mecánica curiosa.
Ahora, con muchísima suerte, podremos toparnos con botín efervescente, o lo que es lo mismo, armas y equipo llenitos de purpurina y con habilidades especiales (subfusiles que al recargar salen despedidos y disparan como locos, rifles de amor...). Son bastante raras, eso sí, y la única garantía segura de obtener alguno es acabar con el nuevo monstruo invencible (haced acopio de paciencia).
Por otro lado, el gas de Hector no sólo convierte a la gente en plantas, sino que los vuelve más duros... incluyendo al buscacámaras. La exposición al gas nos hará más rápidos e incrementará nuestro daño; pero si la prolongamos demasiado, empezaremos a perder vida. Aunque al principio resulta interesante, pronto pierde la gracia, ya que de no ir a saco a por lo principal, estaremos un par de niveles por encima de lo necesario hacia la mitad de la historia.
La historia, precisamente, no es especialmente destacable, y no pasa de ser una excusa para que en Borderlands 3 no esté Sanctuary, y para que tengamos un DLC con el que matar el tiempo. Yendo a piñón, en unas cuatro horas lo tendréis finiquitado. Seis, si sois especialmente completistas.
Borderlands 2: Commander Lilith & the Fight for Sanctuary es un añadido bastante bueno al brillante juego original. Aunque se avisa antes de iniciarlo, es recomendable haber jugado la historia base (y tal vez el Tales, si no queréis perderos un par de cosas) antes de meterse a esta expansión (si lo habéis jugado ya pero no conserváis el archivo de guardado, no panicar: al crear partida nueva y viajar al punto de inicio de esta aventura, subiréis directamente a nivel 30).
Recordad que está totalmente gratis hasta el 8 de julio, pero es necesario tener la Handsome Collection (que, casualmente, ahora está rebajada).
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