Parece que fue terminar el año con un Year Walk y abandonar
los análisis por una temporada (por mi parte, al menos). La principal causa han sido los problemas de
salud que esa práctica conlleva (aunque no se haga en la gélida Suecia) y que
todavía arrastro; pero el tener una Switch desde hace poco y haber dedicado en
exclusiva los últimos días de 2017 a explorar el Hyrule de Breath of the Wild
también ha influido un poco en que no tenga una ristra de nuevos análisis
preparados.
Como hay que ir volviendo a coger el ritmillo y Breath of the Wild ya lo analizó Twisen, voy a empezar con una noticia relacionada con la
saga. Cada The Legend of Zelda tiene su propio tono y, aun guardando unas líneas
generales similares, la ambientación es totalmente distinta en cada nueva
entrega. Dado que la mayor parte de las veces todo gira en torno a una calamidad provocada por algún ser malvado y su ejército siempre encontramos una hostilidad
palpable a nuestro alrededor (por ejemplo, lo último que recuerdo haber vivido
en Breath of the Wild antes de mi estancia de dos semanas en el sofá bajo una
manta es ser derribado de mi caballo por un bokoblin armado con una fregona que estaba esperando agachado tras
una roca a ver si pasaba, que ya hay que ser !@#$!& para pegarle a alguien con una fregona cuando va a caballo por unas colinas tan verdes y tan bonitas), pero pocas veces llega
al grado de oscuridad de Majora’s Mask.
En este juego (¡me lo pido para analizar!) nos encontramos
en Termina, un mundo paralelo a Hyrule en el que la luna, que tiene una cara de
mala uva que no puede con ella, se está lanzando en picado hacia nosotros para
erradicar toda forma de vida con su descomunal napia. Evitarlo no es tarea
fácil, y lleva una cantidad de tiempo que no tenemos, así que tendremos que dar
marcha atrás en el tiempo con nuestra ocarina en ciclos de tres días para no
ser espachurrados.
En este ambiente se sitúa Ciudad Reloj, nuestro centro de
operaciones durante el juego. Y gracias a un grupo de fans, ahora dicha ciudad
cuenta con oficina de turismo, ¡y página web! En ella, totalmente a tono con el
juego y con lo que suelen ser las páginas de pequeños pueblos, encontramos un
mensaje del alcalde, imágenes de los vecinos, información de las distintas
tiendas, horarios de apertura… Una pequeña guía de parte del juego hecha desde el
cariño con una perspectiva diferente a las completísimas guías de Nintendo. Si
queréis saber un poco más sobre este singular paraje, podéis visitar esta
original iniciativa aquí (http://visitclocktown.com)
¡No os perdáis el Carnaval de Ciudad Reloj! Pese al riesgo
de muerte por impacto satelital, merece la pena.
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