Parece que seguimos sin noticias de la tercera entrega de la saga de nuestra bruja con tacones- pistola favorita, pero después de haberos traído el análisis de su primera entrega ya no podemos dejar pasar mucho más tiempo para hacer el de la segunda, por mucho que tuviéramos la intención de hacer coincidir alguno de los dos con un tráiler o alguna noticia del tema (cuestión de marketing). Será una cosa corta, porque muchos de los fundamentos son los mismos, así que para resumir diremos que es lo mismo, pero mejor.
La historia comienza un tiempo después de haber acabado el anterior juego: el universo a salvo, todos contentos, y justo a tiempo para unas agradables compras navideñas. Pero en una maravillosa animación inicial a ritmo de Moon River, un avión militar cargado de ángeles acaba con toda la tranquilidad (y algún que otro vestido) para acabar con Bayonetta buscando una forma de llegar al infierno para recuperar el alma de una vieja amiga.
Ahí comienza nuestro viaje, que esta vez nos trasladará a Noatun, donde conoceremos a nuevos amigos y enemigos además de encontrarnos con otros viejos conocidos. Evidentemente, poco tardan en empezar a aparecer seres a los que no nos queda más remedio que zurrar. Lo primero que se nota, pese a que la primera entrega ya era una maravilla, es que todo va mucho más fluido. Si el primero ya era una delicia, aquí es la perfección: no tienes más que pensar qué quieres hacer para hacerlo. Es cierto que en este momento ya tenemos práctica y no es como empezar de cero, pero la mejoría es notable.
En general, la dificultad parece mejor nivelada que en la primera entrega. Morir siempre es un fastidio, pero aquí lo haremos en muchas menos ocasiones. Que no te salga la pantalla de muerte cuando te despeñas por querer dar un salto imposible es un punto bastante agradable, habida cuenta de que muchas veces resulta difícil saber a dónde se puede acceder y a dónde no. Morir menos, recibir menos golpes, hacer mejores combos y un sistema de puntuación más equilibrado son cosas que también permiten conseguir más dinero con el que tener más margen en la tienda, por lo que podemos comprar todos los movimientos y varios objetos como trajes (luego hablo de ellos) o amuletos.
A esto hay que sumarle que los discos celestiales que se pueden encontrar por piezas en algunos niveles son más fáciles de encontrar, por lo que podemos disfrutar de una mayor variedad de armas sin necesidad de patearnos el escenario mil veces. Lo mismo ocurre con las mejoras de salud y esferas, así como con los mundos de desafíos, que pese a tener una cierta dificultad en ningún caso se atraviesan hasta tener que dejarlos. En líneas generales, todo esto lo vuelve un juego más disfrutable, lo que hace a su vez que sea más grato querer rejugarlo hasta la perfección. Pero no sólo es que uno se sienta más cómodo, sino que además hay una mayor variedad de enemigos, escenarios y situaciones que lo vuelven mucho más adictivo.
Además, la historia, que suele ser el punto flaco de muchas secuelas, tampoco se queda atrás: engancha bien con la primera parte, ampliando muchas de las cosas que ya conocimos, tiene una identidad propia y deja las cosas en orden para la siguiente entrega. Lo mejor es que permite que no sólo nos veamos la cara con angelotes y querubines, sino que también nos enfrentaremos a su contrapartida demoniaca. Seres del inframundo de aberrante figura (aunque no tanto como la de los ángeles, que son auténticos engendros pero visten de blanco) los cuales también tienen su propio cuaderno donde aprender un poco sobre ellos.
Poco más me queda ya por mencionar, aparte de un apartado gráfico notablemente mejorado y una banda sonora que brilla a la par que Bayonetta, tanto en animaciones como mientras aporreamos botones. No se me olvida lo de los trajes: podemos comprar y desbloquear distintos atuendos para Bayonetta, algunos son francamente absurdos y otros no están mal. Sin embargo, digamos que no están bien optimizados. Por ejemplo, al hacer combos que requieren del pelo (que en condiciones normales es la vestimenta que usa) aquí se ve excesivamente extraño. Lo mismo ocurre en las animaciones: si tenéis la desgracia de tener un atuendo activo en el último nivel, veréis que no pocas veces los objetos se atraviesan entre ellos.
En resumen, Bayonetta 2 no sólo es una secuela digna, sino que a nivel jugable perfecciona algo que ya era muy bueno. Es un juego recomendable para todo amante de liarse a mamporros con todo aporreando botones, pero hay que avisar de que una vez que se ha probado, resulta complicado jugar a otros juegos del género sin sentir que, por muy buenos que sean, no son Bayonetta.
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