Hay juegos que no buscan ganar premios ni ser grandes revientacarteras; que, pese a tener fallos relativamente gordos, caen en gracia a cuantos los prueban. Juegos que te sacan una sonrisa, cuando no una carcajada, cada poco, y con los que el tiempo pasa en un suspiro. Juegos como Marlow Briggs.
Marlow Briggs va a visitar a su novia, que está en una excavación en Centroamérica. Cómo no, la cosa acaba regular, y Marlow es empalado por una guadaña mágica que lo convierte en el Guerrero Sagrado que salvará el mundo... con la ayuda de una irritante máscara viviente.
Marlow Briggs es el típico machacabotones basado en sangrientos combates de combos espectaculares con diversos tipos de armas y magias. Los enemigos, no muy inteligentes y de variedad escasa, están ahí como sacos de golpes, y sólo en los primeros compases habrá algunos que nos den problemas, ya que llegará el momento en que nuestras armas y magias mejoradas nos permitan tanquear prácticamente siempre sin preocuparnos de morir. Por no hablar de la pelea final, que es lo más absurdamente épico que he jugado en mucho tiempo.
Explosiones que explotan. DEME DOCE. |
Las mejoras las desbloquearemos con la experiencia obtenida al matar enemigos, romper glifos o superar desafíos (secuencias de plataformeo o combate que nos proporcionarán una gran cantidad de puntos); aunque de entrada el coste de la mejora parece exagerado, hacia el final de la aventura tendremos excedente de experiencia y nada en lo que gastarlo, así que no panicar.
La verdad es que, dicho así, no parece un juego que merezca la pena, pero es tremendamente divertido, y prácticamente todo invita a no dejar de jugarlo: gráficos bastante buenos para ser un juego indie de 2014, una banda sonora cañera (como tiene que ser), la historia es tan absurda y exagerada que quieres saber como continúa, desatar combos mortales sobre hordas de enemigos es tan divertido como en las aventuras de Kratos, las cinemáticas llenas de explosiones y desmembramientos, los giros y cambios de jugabilidad (de hack and slash a FPS, pasando por juego de scroll lateral... más alguna sorpresilla cerca del final), los mejores créditos finales que me he echado a la cara, y la máscara del rey Tep (la Máscara de la Muerte) criticándonos a cada fallo.
Además de descacharrante, visualmente está genial. |
Y hablando de fallos, hay un par de cosillas que no terminan de quedar pulidas: la primera, una cámara que, si bien en combate siempre estará donde debe estar, en los saltos y desafíos nos jugará alguna que otra mala pasada; no es que sea un gran problema a nivel de repetición (el guardado automático está colocado a las mil maravillas), pero resulta molesto. Aunque no tanto como lo que yo he dado en llamar La Tontá de Marlow: en el típico salto cuerda-saliente que todo juego del gremio debe tener, en vez de poder saltar cuando a uno le venga en gana, debemos colocar a Marlow en el píxel justo y necesario para que funcione (y suele estar bastante más abajo de lo que uno pensaría).
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