Hace ya unos meses que acabé Breath of the Wild, juego que me dejó tan buen sabor de boca que no hacía más que hablar de él a todo el que quisiera escucharme. Y como Twisen ya lo había analizado, aprovechamos para hacer un video con el que inaugurar el canal de youtube. Tras haber reposado un poco con otros cuantos juegos entre medias, me he vuelto a internar en Hyrule para superar sus DLC, y aquí os cuento mis impresiones.
Seré bien claro: lo mejor de la expansión es poder volver a Hyrule. Por si no fuimos suficientemente explícitos en nuestros análisis, Breath of the Wild es espectacular, y darse un paseo por el mundo que se nos presenta es una experiencia memorable. Por eso, tener algo más que hacer allí y que nos permita revivir parte de lo que sentimos jugándolo ha sido genial. Lo primero que hice según volví a entrar fue volver a ver los recuerdos recogidos y darme un largo paseo.
Sin embargo, a una expansión que cuesta nada menos que 20 euros se le pide algo más, y siendo honestos, en este caso no los vale. Los dos DLC que incluye, y que salieron con unos meses de diferencia, traen una serie de atuendos y armaduras, una prueba por rondas de la que hablaré en mas detalle, y una ampliación de la historia centrada en los elegidos para pilotar las bestias divinas.
Lo primero que no me gusta en este caso es una constante en muchos juegos, la jugada a la que yo denomino el “aquí no ha pasado nada”. Con esto quiero decir que después de haber vencido a Ganon y vivido los compases finales de la historia, volver a Hyrule significa volver a aparecer en el castillo justo antes de haber comenzado la pelea (pero eso sí, como si la hubiéramos jugado, que la foto de Ganon está en la enciclopedia…). Esto, que es comprensible si nos planteamos que vencer a Ganon implicaría acabar con todos los males de Hyrule y por lo tanto volvería muy aburrido el juego, choca con la parte de “La Balada de los Elegidos”, que a mi parecer “chirría” un tanto.
Con que chirría me refiero a que no sé muy bien dónde colocarlo. En principio va dentro de la historia, y de hecho permite mejorar ciertas habilidades para ayudarte en tu lucha contra Ganon, pero tal y como está contada se haría raro jugarla entre medias, o al menos ésa es mi impresión. Como digo, esto es habitual en muchos juegos, pero en uno tan cuidado da un poco de rabia. Puede que sea difícil encuadrarlo en la trama principal, aunque fuera como misión secundaria, pero desde luego la impresión que da es la de haber apartado unos cuantos templos y recuerdos para sacar más dinero.
Da más rabia porque, sin ser una genialidad, resulta que no está mal. Los templos son de los mejores que he visto, y tener más información (y unas bonitas canciones) sobre los elegidos es justo lo que buscaba. Pero no se nota bien hilado, y al tener ya todos los puntos de teletransporte se pierde buena parte del espíritu de Breath of the Wild.
No obstante, es lo mejor de la expansión, con mucha diferencia. Los objetos nuevos vienen a ser irrelevantes: atuendos de personajes de la saga como Tingle, máscaras que dan ciertas ayudas, y poco más. No las dan automáticamente, sino que tendremos que buscar unos libros (poca búsqueda, los marca el mapa si picamos en la misión) que indicarán donde se encuentran las distintas piezas. Otro añadido es ver en el mapa la ruta que has recorrido en tu viaje. Característica útil si quieres detectar templos que se te hayan pasado (no era mi caso), pero sólo una curiosidad para ver en un par de minutos.
Y llegamos al "Santuario de la Espada". La forma de sacar todo el poder de la espada maestra, o eso dicen. Yo nunca llegaré a saberlo. Renuncio a pasármelo al completo. Después de varios intentos, he podido ver varias cosas que no me han gustado nada. Lo primero: aparecemos completamente desnudos y sin equipamiento. Ciertamente, esto lo vuelve bastante interesante, de igual forma que ya ocurría con cierto santuario. Pero a diferencia de este, aquí hay un número de rondas exagerado. Y si bien iremos consiguiendo armas cada vez mejores gracias a nuestra habilidad, la armadura es otro cantar. Es decir, cualquier bicho mierdas nos puede hacer trizas de un toque, y en niveles un poco avanzados esto puede ser un auténtico horror.
No importa intentar e intentar algo, pero es que en esta prueba me es imposible por un elemento imprescindible: el tiempo. Mi tiempo. La última vez que lo intenté me encontré con que después de haber pasado un cierto número de rondas esquilmando hasta el último árbol para sacar una mísera bellota con la que curarme un cuarto de corazón, lo fui a dejar para el día siguiente y… ¡resulta que no se puede guardar!
Al parecer, sólo se puede guardar tras ciertas rondas: las 12 primeras que son las fáciles, las 16 de nivel medio, o ¡23 difíciles! No veo difícil en exceso superar la primera o incluso la segunda (si tuviera toda una tarde libre para hacerlo), pero 23 rondas de enemigos difíciles a los que tardas un largo rato en derrotar… lo veo muy negro.
Al parecer, sólo se puede guardar tras ciertas rondas: las 12 primeras que son las fáciles, las 16 de nivel medio, o ¡23 difíciles! No veo difícil en exceso superar la primera o incluso la segunda (si tuviera toda una tarde libre para hacerlo), pero 23 rondas de enemigos difíciles a los que tardas un largo rato en derrotar… lo veo muy negro.
Supone un gran desafío, y nadie ha dicho que fuera a ser fácil, pero mi opinión (y la de más gente que lo ha jugado) es que es injusto. Sumado al poco contenido real que incluye (reunir los trajes puede llevarte una tarde, pero tampoco es que tengas muchos incentivos para hacerlo) y a lo disonante de la Balada de los Elegidos, mi veredicto es que es una expansión completamente prescindible. Algo que incluido adecuadamente en el juego hubiera añadido un par de toques interesantes, pero que como contenido aparte y de pago, no merece demasiado la pena. La próxima vez, no buscaré excusas tan caras para volver a Hyrule.
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