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[Análisis] Final Fantasy XII: The Zodiac Age

La saga Final Fantasy ha sufrido altibajos durante toda su larga historia y, actualmente, no nos encontramos en una cresta precisamente. Sin contar Final Fantasy XI y XIV, Final Fantasy XV no fue todo lo que nos esperábamos de él y la trilogía de Final Fantasy XIII no caló demasiado, siendo bastante irregular. No me malinterpretéis, ambos los he jugado y los recomendaría, pero es cierto que el bajón sufrido frente a otras entregas de la saga es palpable.

Mucha gente os dirá que el último gran Final Fantasy fue Final Fantasy X. La historia de Tidus y Yuna es memorable, no en balde es uno de mis juegos favoritos, pero ni mucho menos coincido con esta afirmación, ya que el presente título es un auténtico pelotazo. Square, tras probar en el terreno del MMO con Final Fantasy XI, lanzó al mercado Final Fantasy XII, que contó con "dos entregas" diferentes. Con estas entregas me refiero a la que se pudo ver en Japón y la que pudimos ver aquí, en Occidente, mucho más recortada. 

Pues bien, en 2017 se lanzó al mercado Final Fantasy XII: The Zodiac Age, un título a modo de remasterización del original con todo el contenido que no salió de Japón. El título se lanzó oficialmente para PlayStation 4 y vio la luz un poco más tarde para PC.



Final Fantasy XII se desarrolla en el mundo de Ivalice, donde dos poderosos imperios, Arcadia y Rozaria, lucha por la supremacía. El pequeño reino de Dalmasca se encuentra situado entre ambos, y es invadido por las fuerzas de Arcadia. Tras la derrota sufrida por el ejercito de Dalmasca en la fortaleza de Nalbina, Arcadia ofrece a su Rey, Raminas, un tratado de paz que, en realidad, era un tratado de rendición. Tras enterarse de que todo era una trampa y el rey sería asesinado tras la firma del tratado, la Orden de Caballeros lideró un ataque a la Fortaleza para salvarlo. Entre estos soldados se encuentra Reeks, a quien controlaremos en este asalto a modo de tutorial, y morirá en el transcurso de la batalla.

Años después en la capital de Dalmasca, Rabanasta, el hermano pequeño de Reeks, Vaan, sobrevive como pillo de las calles y haciendo recados junto a su amiga Penelo, soñando con salir de la ciudad. Así, comienza la historia.


El mundo de Ivalice es, simplemente, enorme. Cada ciudad, cada zona, tiene mucho que explorar, y no se trata de un ente vacío, sino que está lleno de seres con los que interactuar. Si de algo tiene que presumir esta entrega, es del vasto mundo que ofrece. Entre praderas, ciudades, cuevas, templos... puedes perderte. Incluso, conforme avanza la trama principal, muchas zonas cambiarán. Un cambio muy vistoso es el de la Pradera de Giza: la primera vez que la visitamos se encuentra en época de sequía, pero la segunda será en época de lluvias. Aparecen zonas anegadas de agua, nuevos enemigos, la vegetación se expande. FFXII es un juego bonito, muy bonito. Y vistoso.

Es cierto que los gráficos podrían haberse mejorado mucho más. Este Zodiac Age es un remastered en el que la gente de Square podría haber invertido algo más, pero si el juego ya era vistoso en PS2 con sus dientes de sierra, imaginaos en PS4 con una limpieza de texturas. Que sí, que podría ser mejor, pero se ve muy bien.


Lo primero que llama la atención en Final Fantasy XII es su sistema de combate. En su momento supuso una revolución, pasando del combate por turnos a un sistema de combate en tiempo real. Es cierto que al elegir nuestras acciones el tiempo se detiene, pero podemos ver a los enemigos conforme avanzamos por el mapa. En FFXIII se mantuvo, pero sí pasábamos a una pantalla externa para el combate. Todo ello se recuperó en FFXV, pero de una forma mucho más dinámica. Elegimos nuestras acciones y, dependiendo de cuales sean, una barra lateral se cargará más o menos rápido, efectuando la acción al terminar de llenarse.

Nosotros tomamos el control de uno de los 3 personajes que podemos tener activos, cuatro si se nos une algún aliado provisional (sobre el que no tenemos control directo), pero siempre tendremos el control total de las acciones de todos los personajes en cualquier momento. No obstante, aparece el sistema de Gambit, algo verdaderamente útil si se sabe utilizar y se configura bien, pero que puede ser desastroso si no estamos atentos.


El sistema de Gambit se utiliza para predisponer a nuestros personajes a una serie de acciones, por ejemplo, "si el enemigo es débil a hielo, usar hielo", "si un aliado tiene vitalidad por debajo del 50%, usar cura", etc. Esto es verdaderamente útil, ya que muchas situaciones se controlan antes incluso de que se produzcan , pero debe tenerse en cuenta que un Gambit tiene preferencia sobre todos aquellos que vengan debajo. Así, si tenemos activado el Gambit "enemigo a la vista, atacar" como primera opción, ya podemos tener configurado otro con "enemigo muerto, usar cola de fénix". Nuestro personaje solo usará cola de fénix en el momento en que no exista enemigo a la vista.

Además, una misma configuración puede valer en una determinada zona del mapa, pero no en otra. Aun así, siempre se puede optar por desactivar alguno o todos los Gambit de los personajes, o dar las órdenes manualmente, y así tendrán preferencia sobre las órdenes del Gambit.

Otra de las cosas que vuelven son las sublimaciones e invocaciones, que se mantienen exactamente igual que en la versión original, pero con las animaciones algo más pulidas.


Una de las novedades que implementa The Zodiac Age es su sistema de licencias y trabajos, lo que han llamado Zodiac Job System. El FFXII original que nos llegó a Occidente contaba con un tablero de licencias común para todos los personajes, empezando cada uno de ellos en un punto diferente de dicho tablero. Algo así como el sistema de esferas de FFX. En The Zodiac Age se ha implementado el sistema de licencias y trabajos del FFXII original tal y como fue concebido en Japón. Cada personaje cuenta con un tablero de licencias diferente al del resto que va asociado al trabajo que se elija para él. Cada trabajo lleva asociado su tablero de licencias.

En un determinado punto de la historia nos darán la habilidad de doble tablero, pudiendo contar con dos trabajos para cada personaje. Si una determinada licencia es común en ambos tableros, al activarse en uno de ellos se activará en el segundo.


Debe tenerse cuidado al elegir trabajos para cada personaje. Una vez se active un trabajo, no se podrá volver atrás, por lo que debe optarse con cuidado. Os recomiendo mirar las estadísticas de cada uno de los personajes cuando vayan subiendo de nivel, ya que nos darán una idea de qué puntos potenciar en detrimento de otros.

Otra de las novedades de esta versión es su modo desafío. En este modo se carga la partida en el momento que decidamos empezar, yo recomiendo haber completado el juego y tener nivel máximo si queremos llegar hasta el final. Nos adentraremos en un coliseo de batalla donde tendremos por delante 100 combates, cada uno más exigente que el anterior, y donde podremos guardar y curarnos cada 10 de ellos.

Por último, dos novedades más de esta Zodiac Age son la posibilidad de poner el mapa semitransparente mientras jugamos, algo que viene genial para la exploración, y la posibilidad de que el tiempo vaya a X2 o X4, algo que será genial a la hora de farmear o ir a por la caza de escorias (enemigos más fuertes de lo habitual que hacen las veces de misiones secundarias de caza).

Final Fantasy XII: The Zodiac Age cuenta con una banda sonora verdaderamente espectacular que se ha pulido genial. Sumándole un vasto mundo por explorar, una historia verdaderamente buena (que, sin embargo, tarda en arrancar más de lo debido) y una duración de unas 60 horas sin entretenerse demasiado, estamos ante un juego por el que los años no han pasado mal y es plenamente disfrutable.


Final Fantasy XII es uno de mis títulos RPG favoritos y creo que esta remasterización no le ha venido mal del todo, aunque si debería de haberse potenciado más la mejora gráfica. Con ello quiero decir que es un juego totalmente recomendable para cualquier plataforma, aunque os aconsejaría esperar a que bajase un poco de precio en Xbox One y Nintendo Switch, ya que considero que un juego del año 2006 y cuya remasterización ya tiene 2 años a sus espaldas, presenta un precio abusivo de salida. En mi caso me hice con él para PS4 por 20 euros, un precio más que bueno para una pequeña joya que debería estar en todas las colecciones de los fans del RPG.

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